Con importante presencia policial (más de veinte agentes y cuatro furgones de la Ertzaintza) y bastante tensión (golpes incluidos) el pasado 16 de marzo se vivió en Donostia el desahucio de una pareja de sexagenarios, Iñaki Setién y Rosa Mari Arratibel, en una imagen que aquí resulta extraña. La familia de Rosa Mari llevaba viviendo en Ategorrieta 43 desde la construcción del edificio y la pareja, con todas las mensualidades pagadas, salió con lo puesto porque mantuvo la esperanza hasta el último momento. La Alcaldía medió sin resultado. Es el primer desahucio forzoso que se produce tras la compra de Inmobiliaria Vascongada por parte del fondo Azora (algunos vecinos se han ido por voluntad propia) y abrió un interrogante. DonostiTik habla con Rosa García, portavoz de Stop Desahucios en Gipuzkoa.
Iñaki y Rosa salieron con lo puesto y él reconoció que hasta el último momento confió en llegar a un acuerdo económico (Azora le pedía una subida del 33% del alquiler). ¿Ustedes lo vivieron de igual manera?
Nos pilló de sorpresa a las tres plataformas, Stop Desahucios, Inquilinos de Azora y Alokairu Benta Berri, pero también a la corporación municipal. Y es que Azora mareó la perdiz, pero no hubo voluntad. Con este desahucio lanzó una advertencia a los inquilinos, que estaban liderados por Iñaki desde que el fondo buitre se hizo con Inmobiliaria Vascongada en enero de 2020 y se vio que había que defender los derechos de los arrendatarios de las 320 viviendas afectadas.
¿Este desalojo ha marcado un antes y un después?, ¿va a empezar a ocurrir?, según Azora no hay desahucios previstos para los próximos meses.
No porque lo vamos a impedir. A día de hoy son seis los contratos finalizados y a partir de aquí los que vengan. Volveremos a instar al arrendador a que haga contratos que se ajusten a la ley de arrendamientos urbanos de marzo de 2019. Sin cláusulas abusivas. Además hay dos mociones aprobadas por el Ayuntamiento y la respuesta ciudadana ha sido tremenda. También la de los medios de comunicación. Azora es un fondo completamente desprestigiado social e institucionalmente.
Sin embargo ha dado la sensación de que no se le puede parar…
Bueno, su negocio es el ladrillo. Piden licencias de obra, participan en concursos, acuden a Urbanismo… Y entiendo que la corporación municipal está enfadada con lo que ha pasado.
¿Ustedes están conformes con la mediación de la Alcaldía?
Hay dos mociones aprobadas y efectivamente la Alcaldía ha intervenido. Ocurre que con los fondos buitre la negociación es más difícil que con los bancos. Yo he visto que tanto este alcalde. como el anterior. descolgaba el teléfono y hablaba con los bancos cuando iban a encarar un desahucio, propiciaba una negociación y se suspendía el desalojo. Ahora las cosas no son tan sencillas. El fondo buitre Azora tiene la sede en la Castellana y Blackstone, propietario de las 500 viviendas de Benta Berri, en Washington.
¿Les llamó la atención la importante presencial policial?, ¿esto también define un estilo nuevo?
Fue una dotación policial espectacular cuando saben de sobra que somos tres plataformas (Stop Desahucios, Alokairu Benta Berri e Inquilinos de Azora) que no somos nada violentas. ¿Por qué el juzgado atendió al requerimiento de Azora y en vez de mandar a los municipales, como otras veces, mandó a la Ertzaintza?, habría que preguntárselo a los responsables. Hubo violencia. Esperamos sea la primera y última vez. Nos pillaron por sorpresa también en esto, pero habrá que vigilar este asunto.
También hacen ustedes hincapié en la falta de interlocutor…
En plaza de Pinares 1, en la oficina que ha puesto Azora, hay dos personas, dos hombres concretamente. Pero ninguno de ellos acudió al desahucio de Iñaki y Rosi. Vino un joven a quien ninguno teníamos el gusto de conocer.
¿Cuáles serán los siguientes pasos de la empresa?
Las seis familias más urgentemente afectadas por el final del contrato viven en Ategorrieta,. El fondo en este momento tiene en el foco puesto allí, aunque también tiene viviendas en la calle Salud, en Birmingham, en el Paseo Colón y en Zabaleta, entre otros puntos de la ciudad.
Las familias afectadas en Ategorrieta son modestas y algunas llevan allí doce y trece años, Iñaki y Rosi llevaban más, de hecho. Son familias arraigadas que pagan religiosamente todos los meses entre 750 y 900 euros por viviendas que están sin reformar. No son morosos, que quede claro.
La presencia de los fondos buitre Blackstone y Azora en Donostia es aún relativamente reciente. ¿Ustedes miran hacia otras ciudades para ver cómo ha sido su desembarco y qué efectos ha tenido?
Estemos atentos porque en pocos años no van a ser los bancos los grandes caseros, sino los fondos buitre. Tanto en hipotecas para la compra de viviendas como en alquiler. Fondos buitre internacionales que se ocultan detrás de la denominación de ‘socimis’, que son especulativos, no tienen corazón ni sede social, se dedican a la usura y sus inversores son anónimos. Es un enemigo difícil de doblegar.
Las cifras hablan por sí solas: Azora controla 9.000 viviendas en todo el Estado incluyendo éstas de las que hablamos. Y Blackstone controla 40.000, incluidas las 500 de Benta Berri. Cabe recordar que Blackstone, a partir de 2028, podrá hacer en Benta Berri lo mismo que Azora, y liberalizar los precios y vender los pisos o alquilarlos a precio de mercado.
¿Dónde duermen ahora Iñaki y Rosi?
Después del desahucio fuimos al Ayuntamiento acompañados por los concejales de EH Bildu y de Elkarrekin Donostia que acudieron al desalojo. Hablamos con la Alcaldía, que proporcionó a la pareja una vivienda temporal en Marrutxipi. De las que gestiona Etxegintza. Evidentemente eso es temporal porque hay una lista de personas con prioridad. Son viviendas para situaciones de emergencia como en este caso.
La ventaja es que Iñaki y Rosi son de aquí y tienen un colchón familiar que no tienen las otras seis familias a las que se les ha terminado el contrato.
Desde hace doce años en que se situó usted al frente de Stop Desahucios en Gipuzkoa nunca habían sufrido semejante varapalo. ¿Cómo les ha afectado?
Nos quedó sensación de derrota, de rabia y de impotencia. Pero le vamos a dar la vuelta. Ellos pensaron que iban a descabezar a la asociación de vecinos Inquilinos de Azora y que a partir de ahí la gente se iba a ir voluntariamente. Pero la respuesta social demuestra que no.
Respuestas de Azora: Azora asegura que ha ofrecido el mismo alquiler al 90% de las viviendas que regenta en Donostia
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