Todo el equipo de ‘Rojo’, la película argentina de la Sección Oficial construida en coproducción con Bélgica, Brasil, Alemania, Francia y Suiza, concidía ayer tras la presentación en el Zinemaldi en que de la dictadura militar argentina se había hablado en muchos filmes y también sobre los prolegómenos de ese capítulo oscuro, pero en ninguno se había hablado sobre la complicidad civil. Así que llegó el joven director Benjamín Naishtat e hizo este largometraje para arrojar luz sobre una realidad muy reciente e incómoda.
Los actores Darío Grandinetti y Alfredo Castro hicieron hincapié en este tema. «Después de que haya navegado la impunidad durante 40 años sorprende que llegue alguien tan joven y se meta», expresó Castro, a lo que añadió Grandinetti que «esta película debe hacer reflexionar sobre la necesidad de estar atentos. Para verlos venir de lejos. Para que no nos sorprendan más».
‘Rojo’ narra unos hechos que sacuden a una familia en el año 75, en pleno apogeo de la Triple A y con el golpe de Estado muy cerca. En plena convulsión social.
«Cada vez que una sociedad pide paz… pide sangre. Que se termine con lo que a a la sociedad no le gusta y que sea rápido», expresó Andrea Frigerio casi como una maldición.
‘Rojo’, que se pasea por diversos géneros, gustó a la crítica. Naishtat ha presentado un film sólido, potente en fondo y forma, y con una temática atractiva.
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