(EFE/Redacción). El director Robin Campillo ha tirado de sus propios recuerdos para realizar la película ‘La isla roja’, que se ha presentado este jueves en la sección oficial del Festival de San Sebastián. La película compite en la Sección oficial del Festival de San Sebastián con su película autobiografica «La isla roja», un viaje alrededor del colonialismo francés contado en los años setenta, justo al final de la presencia francesa en la isla de Madagascar, a través de los ojos de un niño.
Campillo, ganador del Premio Sebastiane en 2017 con «120 pulsaciones por minuto», nació en Marruecos de un padre militar «casi español» y vivió de pequeño en una base militar en Madagascar, donde se ha rodado la película y ocurre la historia.
En una rueda de prensa, donde ha estado acompañado de dos de los protagonistas de su película, Nadia Tereszkiewicz y Quim Gutiérrez, el director ha explicado que la película es una especie de cuento de hadas, similar a los recuerdos que él mismo tiene de su paso por la base militar.
«Era como el paraíso, un cuento donde todos éramos niños, también los adultos, pero detrás del cuento estaba el ejército, había militares (…) Quise reflejar eso, de niño me asombró ver a Papá Noel y descubrir que detrás había un militar repartiendo los regalos», -una escena que ha reproducido Campillo en la película.
Es, afirma, «como si esa escena fuera la expresión de que el colonialismo era una ilusión detrás de la cual había una violencia ejercida contra la gente de Madagascar, pero también contra personas como mi madre«, explica.
El punto de vista del que habla Campillo es el de un niño, Thomas -su alter ego- que vive en una base militar en la colonia de Madagascar. Sus padres y su reducido círculo de vecinos, todos militares -a excepción de los trabajadores de la base que son locales- llevan una vida casi irreal, apartados de Francia, pero imbuidos por completo de la cultura francesa.
«Éramos tan tan franceses», se ríe Campillo que recorrió con su familia todas las colonias francesas. «La primera vez que fui al cine con mi madre tenía seis meses, vimos muchísimas películas francesas en Marruecos, era el modo de seguir conectados con el país».
Thomas, como Robin, está enamorado de la protagonista de un cómic de los años setenta, Fantômette, e irrumpe en la historia convertido en ella; Campillo recuerda que su madre le cosió el disfraz y no se lo quitaba ni para dormir. Ese ensoñamiento es otro punto irreal, divertido y sutil base de información que al director le sirve para conectar realidad y fantasía.
«El niño tiene una fantasía de Francia, nunca ha estado allí», apunta. Estuvo buscando lugares para las correrías de Fantômette, pero acabó comprendiendo que no existían, así que los creó con maquetas e inventó que todos los implicados en la historieta llevasen máscara.
Esa idea le llevó a pedir a los actores que ya en la primera escena -la de una comida en comunidad para dar a bienvenida a una nueva pareja- sobreactuaran, «que se mostraran como adultos que también se esconden en sus máscaras».
«Lo pasé fatal en esa escena», confiesa Quim Gutiérrez que da vida a Robert, el padre de Thomas, porque debía mostrarse ‘muy suelto’ como anfitrión, hablando con toda confianza en un francés con acento ‘pied noir’ que aún no dominaba. Además, desvela, «había algo en las indicaciones del director que no nos permitía relajarnos».
«Estábamos rodando una fantasía pero no lo sabíamos», afirma Gutiérrez, quien destaca de Campillo los numerosos ensayos, -«él es muy preciso, aunque era agotador»- y la abundante información que les dio sobre sus personajes.
«Sus experiencias, lo que sentían, a veces, cosas contradictorias … (Robert) quiere a los niños, pero puede volverse violento, quiere a su mujer, pero no la trata bien», Gutiérrez entiende que, por el momento cultural, tenía que ser «macho alfa y defenderse a puñetazos». Pero también es un personaje «con ganas de divertirse, al que, ademas, le gustaban sus hijos, me encantó la amalgama», confiesa.
Campillo resume que ‘La isla roja’ «habla de una violencia oculta, detrás del telón, de la que cuesta definir», pero al final, en los últimos 20 minutos, se ve que se refiere a «la violencia última contra el pueblo de Madagascar». Más sobre el festival, aquí.
Deja un comentario