El Servicio de Patrimonio de la Diputación Foral de Gipuzkoa ha retirado a primera hora de la tarde de este miércoles una cuaderna de madera de la playa de Ondarreta de Donostia. La pieza, de 3,6 metros de longitud, ha sido trasladada al Centro de Colecciones Patrimoniales Gordailua para su análisis y documentación.
Esta ‘costilla’ parece corresponder a la de una barcaza de fondo plano que se utilizaba para navegar durante la pleamar por zonas de poco calado de la regata de Igara.
«Normalmente estas embarcaciones transportaban arena o material de construcción, ya que el desplazamiento era más sencillo que en carro”, explicó Mertxe Urteaga, arqueóloga del Servicio de Patrimonio de la Diputación que ha estado al frente del operativo. “Hay que tener en cuenta que hubo una época en que las embarcaciones podían llegar hasta Correos, en Igara, o el Caserío Portuetxe”.
Respecto a la fecha a la que podría corresponder dicha pieza, Urteaga considera que es preciso esperar a los análisis que se realicen, ya que esta arteria de navegación estuvo operativa hasta principios de siglo XX”.
Este lunes miembros de la Sociedad de Ciencias Aranzadi hallaron un tronco de madera junto al muro de costa más cercano al Paseo de Eduardo Chillida. Pusieron los hechos en conocimiento del Servicio foral de Patrimonio que, tras analizarlo y acordar su traslado, lo ha retirado durante la bajamar de este miércoles.
El operativo llevado a cabo ha sido de gran complejidad, ya que se contaba con una hora para ejecutar la salida de la pieza antes de que volviera a subir la marea. La intervención ha finalizado de forma exitosa y el camión grúa ha trasladado la pieza a Gordailua.
Una vez en las instalaciones ubicadas en Irun, el primer paso será limpiar la cuaderna de forma superficial, y posteriormente, se introducirá en una piscina para evitar el deterioro del material. “La madera está saturada de agua, y si se deja fuera, pierde su forma y termina rompiéndose, por lo que queda inservible. El objetivo es encontrar si hay alguna huella del instrumental con el que se talló. Esto nos dará datos de la cronología. Y si fuera posible, después recurriremos a la dendrocronología… Es un proceso tedioso”, ha aclarado Urteaga.
En este sentido, ha añadido Giorgio Studer, restaurador del Servicio foral de Patrimonio, que “el proceso de desalinización en la piscina es largo” y que, de hecho, el “proceso completo puede prolongarse dos, tres o hasta cuatro años”.
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