Quedan tres casos activos de Covid-19 en las residencias gipuzkoanas, que se van desprendiendo de la enfermedad que desde el inicio de la segunda ola, el 11 de agosto, ha costado la vida a 154 usuarios. Gipuzkoako Senideak, la asociación que agrupa a los familiares de los residentes, está a la espera del protocolo que definirá la relación que podrán tener (o no) con sus mayores una vez que la vida social de estos se ha visto profundamente mermada a causa de la pandemia. Parece ser que los tres territorios trabajan en ese protocolo.
«Se habla de la posibilidad de que les dejen recibir tres visitas y de hacer dos salidas a la semana», explicó con escepticismo el portavoz de Gipuzkoako Senideak, Xabier Pierrugues, «aunque la verdad es que el protocolo anterior no se cumplió y éste tampoco tiene por qué cumplirse».
Y es que los familiares de los residentes denuncian que hasta ahora en Gipuzkoa cada residencia ha manejado las normas a su manera, más allá de las normas comunes, y Pierrugues pone ejemplos al respecto. «El viernes pasado una residencia dejó salir a sus usuarios por primera vez desde marzo. Y son muchos meses. Nada que ver con el protocolo. En otro centro cambiaron el régimen de las visitas por uno de salidas. Y en otro las visitas son muy breves, duran minutos».
Gipuzkoako Senideak ve muy lejana una intención real de recuperar poco a poco la vida social anterior a la pandemia («nosotros íbamos a la residencia todos los días», ilustró Pierrugues). Más allá de que en los protocolos aparezca esa intención como una meta evidente.
Hay otros elementos que mantienen la tensión entre los familiares de los mayores de las residencias, los centros y la Diputación de Gipuzkoa. «No creo que Diputación nos llame para informarnos del nuevo régimen de visitas y de salidas porque toma las decisiones sin contar con nosotros», volvió a apuntar Pierruges.
«Tampoco entendemos que los mayores que están bien, los que son autónomos y hasta ahora salían solos, no puedan seguir haciéndolo y tengan que salir acompañados», añade el portavoz de Gipuzkoako Senideak, que introduce otro elemento que le cuesta digerir: «Todo el mundo está en la calle y hace y deshace, pero los mayores de las residencias están prácticamente encerrados».
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