«Seguimos reclamando los restos de mi tío del Valle de los Caídos. Y si vuelve a haber silencio administrativo iniciaremos un procedimiento judicial». Quien habla es Iñigo Jaca, sobrino del miliciano vasco nacido en Zumarraga Antonio Arrizabalaga Ugarte, fallecido por fiebres tifoideas en Zaragoza el 17 de noviembre de 1937 y cuyos restos fueron enterrados en el Cementerio de Torrero para ser trasladados al Valle de los Caídos el 28 de febrero de 1961. Jaca tiene todo documentado, ya que desde que la familia supo dónde están los restos de Antonio ha ido paso a paso buscando la información sellada. «De hecho pensábamos que había sido fusilado. Fue una sorpresa».
Motivos para reclamar los restos y enterrarlos en el panteón familiar, en Zumarraga, hay muchos. Empezando porque para la madre de Iñigo Jaca, ya fallecida, que con el resto de la familia fue siguiendo durante la guerra los destinos de su hermano Antonio, aquella época oscura le generó un terror del que ya no consiguió desprenderse ni en el momento de morir, cuando estuvo acompañada por los sonidos de los bombardeos de Zalla que había conservado con detalle su mente.
«Durante 45 años se nos ocultó que mi tío estaba en el Valle de los Caídos», explicó Iñigo Jaca. Ellos sabían que como miembro del batallón Amuategui y tras luchar en Euskadi contra las tropas nacionales fue hecho preso en Santander, donde se encontraba en su intento por llegar a Asturias. Pero no sabían nada de la exhumación posterior y el traslado al Valle de los caídos.
El pasado 17 de octubre el Ayuntamiento de Zumarraga reclamó al Estado español y a Patrimonio nacional el cuerpo en una moción aprobada por unanimidad con el objeto de que los restos sean enterrados dignamente en la localidad natal de Antonio y en el panteón familiar.
Precisamente este sábado el cementerio de Zaragoza acogió un homenaje en memoria de las víctimas del Tercio de Sanjurjo fusiladas en Zaragoza en 1936. Se descubrió un monolito en el cementerio de Torrero en recuerdo de las víctimas y participaron autoridades tanto de Navarra como de Aragón.
Hubo cerca de 300 familiares y aunque Antonio Arrizabalaga no formaba parte del citado tercio también acudió su familia, que durante años dio por hecho que el miliciano vasco se encontraba allí enterrado.
Antonio Arrizabalaga está perfectamente localizado en la ficha 16.244 en el Valle de los Caídos (Relación 348, columbario 4.882, cripta derecha 5 piso). En opinión de su familia que se encuentre allí supone «una mayor agresión y ofensa a la persona del fallecido y agrava el dolor de quienes sufrieron la pérdida de un ser querido y la forma en que aconteció». Y desean que Antonio descanse junto a su hermana.
«Si hay silencio administrativo recurriremos a la vía judicial», insistió Iñigo Jaca. Precedentes, hay. Y es posible que antes que los del propio Francisco Franco salgan restos de fallecidos de ambos bandos del Valle de los Caídos debido a un trabajo intenso de algunas familias en este sentido.
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