No ha pasado un año desde el desalojo del Infierno y se ha producido en las últimas horas otro en Añorga Txiki que ha afectado a quince personas que se quedan en la calle. Residían en un pabellón abandonado que ha comenzado a ser derruido y por el que han pasado en los dos últimos años unas cien personas en su mayoría extranjeras y en distintos momentos. Los desalojados hoy son todos son varones salvo una mujer.
El desalojo comenzó en la medianoche del lunes, ya que la Ertzaintza se presentó entonces e impidió entrar a ninguno de los ocupantes. «Así que esta mañana en realidad solo han echado a cinco chicos y a la mujer, ya que el resto estaba en la calle desde anoche», explicó para DonostiTik Itxaso Agirre Barandiaran.
Esta voluntaria de Harrera Sarea y trabajadora de Sos Racismo tiene claro que «habrá más casos similares próximamente» en Donostia. Y pide a las instituciones que la reiterada intención de que «Gipuzkoa sea un territorio sin distancias sociales» se refleje más en hechos que en palabras.
En el caso de Añorga Txiki la mayoría de los desalojados es de origen marroquí, pero también había argelinos en una situación especialmente precaria tal y como ha explicado Agirre. «Ocurre que la embajada de Argelia no emite pasaportes y sin pasaportes no se pueden empadronar. Así que no se les puede hacer una evaluación social, ni pueden acceder a formaciones ni a derechos de ningún tipo».
Todos los desalojados en Añorga Txiki en las últimas horas están en situación irregular. Algunos han llegado a tener trabajo (también la residencia) y lo han perdido durante el confinamiento. Otros estaban a la espera de un alojamiento institucional.
Llevan tiempo Harrera Sarea y Sos Racismo incidiendo en que más de un centenar de personas vive en la calle en Donostia, «algo que incluye casas abandonadas, puentes, fábricas, parques, la estación…»
El fenómeno es creciente «y faltan políticas al respecto», reiteró Agirre Barandiaran, quien no quiere que parezca que la responsabilidad corresponde exclusivamente al Gobierno municipal. «Es algo global e incluye a todas las instituciones más allá de que en Donostia haya cada vez más casos».
Al referirse a próximos desalojos Agirre Barandiaran habló de las casitas que quedaron en el Infierno junto a la carretera después de que se desalojara la fábrica, por ejemplo. Y hay «otros inmuebles abandonados» que están apuntados en la lista y cuyos habitantes pronto se verán igual que los de Añorga txiki. No concreta la ubicación de estos lugares, pero sí que las asociaciones que ayudan a estas personas son conscientes, paso a paso, de la tramitación legal de los desalojos. En el caso de la de Añorga Txiki el operativo estaba previsto en febrero y por distintos vericuetos legales ha terminado siendo ahora.
«No es que les falte una ayuda institucional ahora que estas personas se ven en la calle», puntualiza Agirre Barandiaran. «Es que esa ayuda faltaba desde antes y por eso se veían en esta situación».
En el barrio de Anorga Txiki está previsto construir 248 nuevas viviendas.
Cerca de las 20 horas varias personas se han manifestado ante el Ayuntamiento para protestar por lo ocurrido.
Deja un comentario