(Alicia G. Arribas/EFE). Alauda Ruíz de Azúa, realizadora de la premiada ‘Cinco lobitos’ (2023), ha presentado este viernes en el Festival de San Sebastián su primera serie como directora y guionista, ‘Querer’, un drama judicial que abre un «asunto sin explorar y de lo más pantanoso»: el abuso dentro del matrimonio.
Con un guion pegado a la realidad -escrito a seis manos por Ruíz de Azúa, Jùlia de Paz y Eduard Solá-, ‘Querer’ aborda el consentimiento sexual en una relación de pareja de más de 30 años de casados; un terreno, explica la directora vasca en una entrevista con EFE, donde «surgen otro tipo de preguntas, como cómo se pasa del amor a una violación, de consentir a ceder, de priorizar el deseo del otro a, de repente, la violencia sexual», explica.
La serie, que se estrenará en octubre en Movistar Plus+, cuenta en sus principales papeles con Nagore Aranburu, Pedro Casablanc, Miguel Bernardeau, Loreto Mauleón e Iván Pellicer, impecables en sus interpretaciones. ‘Querer’ participa fuera de concurso en el Zinemaldia, siguiendo los pasos de otras producciones como ‘La Mesías’ o ‘Antidisturbios’.
No juzgar a los personajes: más fácil decirlo que hacerlo
La directora, Goya como mejor debutante en 2023, explica que el equipo debatió «mucho» el tema de «no juzgar a los personajes, que era algo más fácil de decir que de hacer», y para lograrlo tuvieron que «trabajar» con cosas muy emocionales, «a veces muy dolorosas e incómodas, y muy intensas».
Por ello la selección de actores fue de las cosas más importantes, «porque generas ya la relación» con la que van a trabajar como familia, explica Ruíz de Azúa. En este caso, asegura, ha tenido mucha suerte porque «tienen muchísimo talento, pero sobre todo, todos tienen una capacidad de entrar a lo visceral, a lo emocional, muy fuerte, muy auténtica».
‘Querer’ es una miniserie de cuatro capítulos que comienza con Miren (Aranburu), una madre de una familia ‘bien’ del País Vasco a punto de salir por la puerta con su maleta y dejar el que ha sido su hogar durante 30 años de matrimonio. No solo ha decidido abandonar el domicilio familiar sino que también va a denunciar a su marido (Casablanc) por violación continuada. Es consciente del ‘shock’ que va a causar en su entorno, y no solo en sus hijos.
Los hijos, Aitor (Miguel Bernardeau), ‘clavadito’ a su padre, se posiciona de su lado, por supuesto, pero Jon… (Iván Pellicer), un chaval que no ha podido decirle a su padre quién es, quiere oír lo que tenga que decir su madre; ambos juegan un papel importante en este relato.
«Es un dilema cuando te pones realmente en esos zapatos -dice Alauda- porque puedes querer apoyar a tu madre, que es la que denuncia, pero también es tu padre el que se está jugando el ir o no a la cárcel. A quién crees, por qué le crees».
Miren Torres, muchos casos reales en un solo personaje
«No elegimos como un caso concreto, pero sí hemos investigado muchos casos y es verdad que el caso de Miren Torres, que es un personaje ficticio, está inspirado en muchos casos reales. Todo lo que sale le ha pasado a muchas mujeres», afirma Azúa.
«Pienso que, por eso también, mucha gente se puede ver reflejada no en todo, pero sí en pequeñas cosas. Muchos destellos de esa violencia. Cuando te asomas, te das cuenta que es bastante escalofriante, que por desgracia se repiten muchos patrones.
Así son los juicios españoles: tragarse a veces las palabras
Del trabajo de actores destaca también la directora a sus «abogados», encabezados por una sólida Loreto Mauleón, que tuvieron que aprender cómo es un juicio, pero de verdad. «Han hecho un trabajo increíble porque la dificultad de esos papeles es hablar como si lo dijeras todos los días, no es tan fácil, además cuando se te están cruzando sentimientos y ganas de decir ‘será hijo de …'».
«Es verdad que cuando me pongo a escribir sobre universos familiares siempre termino con lo cercano, yo los visualizo allí (en Euskadi) donde tengo mis referencias. Y así es como puedo imaginar cómo vive la gente, cómo se reúne, cómo habla estas cosas o cómo podría hablarlas», apunta la barakaldara que, de nuevo, como ya hiciera en ‘Cinco lobitos’, borda la inmersión en los entornos de los protagonistas, llevando al espectador a sentirse parte del problema.
«Para mí, como vasca y como cineasta, estrenar mi primera serie en el Festival de San Sebastián me hace feliz, me siento muy privilegiada y muy honrada de que su estreno sea en Zinemaldia, en ese contexto de amor por el cine y en una sala».
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