Hoy desde ABAtxiki os queremos familiarizar con el síndrome del niño emperador, un síndrome que por desgracia abunda cada vez más y que es causa frecuente de consultas para nosotras.
Las familias que se enfrentan a niños que lo sufren viven a menudo en una situación de conflicto constante con sus hijos, lo que hace que los padres y madres de estos niños estén casi todo el día enfadados o frustrados. Esta denominación se usa habitualmente por parte de los expertos para explicar conductas negativas y desafiantes y se encuadra dentro de los trastornos de la conducta.
¿En qué consiste y cómo saber si mi hijo podría padecerlo?
Los padres ven como los hijos ejercen poder sobre ellos y lo utilizan para su propio beneficio. Se invierten los roles: los padres se convierten en hijos y los hijos en padres asumiendo el poder y las decisiones. Pero, ¿cómo puede llegar a pasar esto?
Algunas familias observan desde muy pequeños comportamientos demandantes y desafiantes. Dependiendo de la respuesta de los padres a este comportamiento la evolución de niño o niña será distinta. También hay casos en los que se relata un cambio brusco: un antes y un después en el comportamiento que coincide con períodos muy estresantes para el niño. Ejemplos: una separación de los padres, disputas familiares, etc.
Es importante dejar claro que ni hijos ni padres tienen la culpa de la situación, ya que son conductas prácticamente inconscientes en muchos casos.
¿Cómo tratar el síndrome del niño emperador?
Es importante hacer una evaluación profesional para comprender y conocer la historia del menor y sus padres. Entender los comportamientos conflictivos, en qué situaciones se dan, las necesidades y limitaciones de los menores y sus familias.
Tras evaluar el caso se inicia la terapia con un objetivo claro: entender y modificar la postura ante las conductas y expresiones del hijo para conseguir un cambio, y que el niño pueda tomar conciencia de su forma de expresarse y relacionarse.
Se trata de ofrecerle alternativas a su comportamiento y sentimientos, enseñarle a actuar de forma socialmente ajustada y evitando el conflicto. De este modo también rebajaremos la ansiedad y frustración familiar.
En Abatxiki no somos partidarias de dar un manual con unas pautas fijas que funcionan si o si en todas las familias. Esto no funciona: cada caso es diferente y para tener éxito hay que hacer un “traje a medida” del niño y su familia.
Se trata, a menudo, de que los padres aprendan a ser menos permisivos, más constantes y a poner límites. En nuestra sociedad parece que los límites y las consecuencias (o castigos) no están bien vistos pero las prohibiciones son también una expresión de amor hacia los hijos, supone educar y enseñar aquello que está bien o no y forma parte de la crianza.
Ejemplos de esto serian no permitir el acceso a internet de un niño de 6-7 años solo, ya que no está preparado madurativamente para contenidos violentos o sexuales que puedan aparece. O no permitir comer chucherías sin control ya que pueden causar indigestión y además son malas para la salud.
Desde ABAtxiki esperamos que esta información os haya servido de ayuda y queremos remarcar que es importante intervenir a tiempo. No todos los niños con estos síntomas derivan en un trastorno negativista desafiante o un trastorno disocial (trastornos de conducta más graves y que trataremos en otra ocasión). Pero de no tratarse a tiempo las posibilidades son mucho mayores.
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