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‘Psicosis’: Nos metemos en la ducha más famosa del cine

Alfred Hitchcock construyó con 78 planos, 45 segundos de metraje y mucho sirope de chocolate una escena que hoy, 61 años después, sigue aterrorizando

Janet Leigh en la mítica escena de la ducha en ‘Psicosis’, de Alfred Hitchcock

78 planos, 52 cortes y mucho sirope de chocolate para emular la sangre necesitó Alfred Hitchcock para crear una de las escenas más icónicas y famosas de la historia del cine: la de la ducha de ‘Psicosis’. El filme, del que este año se cumple el 60º aniversario de su estreno en España (en Estados Unidos y otros países llegó a las pantallas en 1960), sigue siendo a día de hoy una referencia en la cultura popular y, en particular esta escena, objeto de estudio en escuelas de cinematografía de todo el mundo. Pero más allá de eso y de la gran revolución que supuso en la narrativa y en la forma de producción abriendo una nueva etapa en la historia del cine, ‘Psicosis’ sigue provocando escalofríos. Aún seguimos teniendo muy presente ‘Tiburón’ (1975) de Steven Spielberg cuando nos metemos en la playa y, desde luego, ‘Psicosis’ cada vez que descorremos las cortinas de la ducha.

[¡Atención, ‘spoilers’!]

psicosis1 - ‘Psicosis’: Nos metemos en la ducha más famosa del cine Son sólo 45 segundos de metraje. 45 segundos en los que el espectador vaga por una montaña rusa de (angustiosas) emociones pasando de contemplar el carácter purificador del agua (sabemos que Marion Crane ha decidido regresar, devolver los 40.000 dólares que ha robado a su empresa y entregarse), a la intriga (intuimos a través de la cortina traslúcida una sombra, alguien entrando en el cuarto de baño), al susto (una borrosa figura femenina abre decididamente la cortina) y luego al terror (comienza a apuñalar violentamente a Marion), a la angustia (las puñaladas no cesan; Marion no puede defenderse) y al ‘shock’ (el cuerpo de Marion yace sin vida y, tras la lacerante (magnífica) música de violines de Bernard Herrmann, se apodera de la escena, y de nosotros, un incómodo silencio sólo amortiguado por el relajante sonido del agua ensangrentada que sigue su camino hasta el desagüe).

“Es mi experiencia más apasionante como juego con el público. Con ‘Psicosis’, dirigía a los espectadores exactamente igual que si tocara el órgano”, comentaría años después el ‘Mago del suspense’ a François Truffaut en su célebre libro ‘El cine según Hitchcock’.

psicosis2 - ‘Psicosis’: Nos metemos en la ducha más famosa del cine El estupor no sólo es generado por la violencia de la escena, sino también porque, a los 45 minutos de metraje, la película se ha quedado sin su protagonista (Janet Leigh). Era justo lo que perseguía el director de ‘La ventana indiscreta y ‘Con la muerte en los talones’: que la gente se sintiese ‘huérfana’, indefensa y desconcertada sobre cómo seguiría a partir de entonces la trama.

El argumento estaba basado en la novela del mismo título de Robert Bloch. Hitchcock vio en ella potencial para su nueva película, una muy alejada de las grandes superproducciones que había hecho en la década de los 50 y con la que regresaría al cine en blanco y negro.

“En ‘Psicosis’ el argumento me importaba poco, los personajes me importaban poco; lo que me importaba era que la unión de los trozos de la película, la fotografía, la banda sonora y todo lo que es puramente técnico podían hacer gritar al público”, explicó a Truffaut el director.

psicosis3 - ‘Psicosis’: Nos metemos en la ducha más famosa del cine El propio Hitchcock confesó que fue el inesperado asesinato en la ducha lo que le interesó de una novela que encontró, en sí, “vergonzosamente trucada”. Con ayuda del guionista Joseph Stefano, planificó ‘Psicosis’ como un episodio de su famosa serie televisiva ‘Alfred Hitchcock presenta’ rodeándose de un equipo técnico vinculado al mundo de la televisión que permitió abaratar costes (el filme tuvo un presupuesto de 1,1 millones de dólares y recaudó más de 15 en todo el mundo) y acortar también plazos de filmación. Pero la escena de la ducha se rodó a conciencia, con mimo y delicadeza.

Hitchcock dedicó siete intensos días, del 17 al 23 de diciembre, a filmar esos 45 agónicos segundos. “Durante el día me clavaban un cuchillo hasta que moría y por la noche envolvía los regalos de Navidad para los niños”, comentaba con mucho sentido del humor Janet Leigh en su autobiografía ‘There really was a Hollywood’. Sobre el blanco inmaculado de las baldosas del baño, ella y su doble de cuerpo, Margo Epper, rodaron desde distintos ángulos cada uno de los planos en los que, por cierto, el cuchillo nunca llega a clavarse y en los que no participó Anthony Perkins dando vida a Norman/ señora Bates porque tenía unos días libres.

“¿Sabe lo que pienso? Creo que vivimos como atrapados en una trampa y que no podemos liberarnos de ella”, le comenta Norman Bates a Marion Crane unos momentos antes de esta espeluznante escena. Y así, en esa jaula, queda atrapado el público, a merced de la película por mucho que sepamos su argumento y se haya visionado varias veces. La de la ducha es “la secuencia más violenta y después, a medida que el filme avanza, hay cada vez menos violencia, pues el recuerdo de este primer asesinato basta para hacer más angustiosos los momentos de suspense que vendrán después”, comentaba Hitchcock.

Cuando Anthony Perkins/Norman Bates, aparentemente después de discutir con su madre, vuelve a la habitación de Marion y se percata de su asesinato, sentimos verdadera simpatía y pena por él y cuando nos enteramos de que su madre, en realidad, lleva ya varios años muerta, de repente volvemos al escalofrío de la escena de la ducha, un sentimiento que no mejora cuando ‘tenemos el gusto’ de conocer, por fin, a la señora Bates.

psicosis4 - ‘Psicosis’: Nos metemos en la ducha más famosa del cine “El director disfrutaba de lo lindo asustándome. Hacía pruebas con el cadáver de la madre utilizándome a mí como conejillo de indias. Cuando volvía de comer, abría la puerta de mi camerino y en mi silla me encontraba esa espantosa monstruosidad. Mis gritos de horror, registrados en su escala Richter, fueron lo que decidieron su elección de la madre”, recordaba años después Janet Leigh con mucho humor. El de la ducha, al parecer, no fue el único chillido que protagonizó en el set de rodaje.

El filme fue calificado como moralmente censurable por la Liga de la Decencia de Estados Unidos. Hubo desmayos, gente que salía a mitad de película, boicots y protestas de todo tipo tras su estreno… Pese a ello, el filme fue un clamoroso éxito en todo el mundo. “Lo que ha emocionado al público es el cine puro”, confesaba satisfecho Hitchcock a François Truffaut.

Con ‘Psicosis’ el ‘Mago del suspense’ conseguiría su última nominación fallida al Oscar como Mejor Director (“siempre he sido la dama de honor, nunca la novia”, bromeaba el cineasta cuando abordaba el tema), y volvía a dejar muy claro que el séptimo arte es “un pedazo de pastel”… si se tiene ‘estómago’ para digerirlo.


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