Investigadores de la Facultad de Psicología y de la Facultad de Medicina y Enfermería de la UPV/EHU diseñan, implementan y evalúan por primera vez un tratamiento para prevenir y reducir la conducta suicida en la población juvenil mediante terapia asistida por animales. Tras someterse a la intervención, los jóvenes presentaron una reducción de la conducta suicida y de las autolesiones no suicidas, así como una mayor predisposición a buscar ayuda.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el suicidio es la cuarta causa de muerte en el grupo de edad de entre 15 y 29 años, después de las lesiones por accidentes de tráfico, la tuberculosis y la violencia interpersonal. Por ello, la reducción de la mortalidad por suicidio es uno de los objetivos prioritarios de la OMS.
«En este trabajo hemos aplicado por primera vez la terapia asistida por animales, en nuestro caso perros, para tratar un fenómeno tan complejo como la conducta suicida en adolescentes y jóvenes”, explicó Alexander Muela, uno de los investigadores de la UPV/EHU que ha realizado el estudio.
“Lo que hemos observado es que el hecho de incluir animales en la intervención favorece la motivación y adherencia al tratamiento. Además ayuda a establecer un clima de seguridad y confianza ya que el animal ejerce de lubricante social. Los perros que utilizamos están especialmente entrenados y preparados. Son animales dóciles, muy sociables y con gran flexibilidad ante estímulos estresantes. Son animales perfectos para ayudar a las personas que presentan una conducta suicida, ya que fomentan los lazos afectivos, reducen los sentimientos de rechazo y estigmatización, y promueven la comunicación espontanea, favoreciendo el efecto del tratamiento”, añadió el investigador de la UPV/EHU.
Los jóvenes mostraron reducciones en la ideación suicida y en las autolesiones no suicidas, así como una mayor predisposición a buscar ayuda. Esta percepción de que podían pedir ayuda si la necesitaban puede reflejar un aumento de su confianza para recurrir a recursos de apoyo comunitarios en otros en momentos de gran sufrimiento emocional.
Según Alexander Muela, “los resultados preliminares obtenidos en este estudio piloto permiten afirmar que el programa puede resultar efectivo para reducir la conducta suicida y las autolesiones no suicidas en jóvenes con altos factores de riesgo de suicidio”.
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