(EFE). La ausencia de su protagonista, el «sex-influencer» mexicano Lalo Santos, dejó el martes una nota amarga y polémica en la presentación en el Festival de San Sebastián de «Pornomelancolía», un filme basado en la vida real de Santos dirigido por el argentino Manuel Abramovich.
La película, que aspira a la Concha de Oro, es una «docuficción» que refleja la soledad de su protagonista y compagina los vídeos porno caseros que Santos cuelga en sus redes sociales con el rodaje de otra película, «Pornozapata», que estaba filmando en su vida real y en la que interpreta a un Emiliano Zapata gay que mantiene encuentros sexuales con distintos personajes como Pancho Villa.
«Me interesa el tránsito entre persona y personaje», ha dicho Abramovich en rueda de prensa en San Sebastián, «y cómo el género y el patriarcado nos hace interpretar un papel de hombre fuerte, que no debe mostrar sentimientos ni quebrarse».
«Desde ese lugar me acerqué a esta película y cuando conocí al protagonista en redes sociales sentí fascinación y admiración porque Lalo dirigía su propia vida para su audiencia virtual con creatividad e ironía», ha explicado.
Abramovich ha definido el proceso como una «colaboración» de cuatro años con los actores y el resto del equipo para trabajar en varios temas que le interesaban: la masculinidad pero también el trabajo sexual, el sida, la depresión o el racismo.
La ausencia de Lalo
«Me siento triste por que no esté Lalo para contar el proceso porque la película partió como una invitación a reflexionar juntos», ha dicho. «Desde la primera vez que tomamos café juntos le conté que iba a ser difícil definir lo que era ficción y documental porque íbamos a tomar elementos de su vida».
Hace unas semanas, Santos tuiteó que no asistiría a la proyección en San Sebastián porque no estaba de acuerdo con las condiciones en que se realizó la película. «Hubo graves fallas en la planeación, además de falta de capacidad y sensibilidad por parte del director y la producción», afirmó.
Santos lamenta que no hubiera especialistas en salud mental en el rodaje. «Se me presionó para grabar cuando yo estaba emocionalmente roto e hice escenas porno aún cuando había expresado mi negativa para hacer escenas sexuales, por aquel entonces mi autoestima estaba muy baja y fui vulnerable a manipulaciones», denuncia.
El trabajador sexual ha pedido que el mundo del cine haga autocrítica y debata sobre «la pertinencia de usar a personas sin experiencia cinematográfica, vulnerables y sufrientes para deleite estético de una minoría ‘intelectual'».
Abramovich ha insistido en la rueda de prensa en que se desarrollaron dos filmaciones al mismo tiempo, «Pornomelancolía» y «Pornozapata» de la productora mexicana Meco Films y que en su caso han usado las escenas de sexo como «escenario para hablar de la intimidad de unos personajes vulnerables que se sienten solos».
«No es una película sobre pornografía sino sobre una sensación de gran soledad reflejo de esta época después de la pandemia».
El director argentino, que empezó a desarrollar este proyecto hace años en una residencia en el Festival de San Sebastián, ha agregado que además de «triste» se siente «desconcertado» porque fue un proceso largo de colaboración pero dice que lo toma como un aprendizaje.
«Me encantaría hablar con él para saber qué esta sintiendo y repensar qué cosas podría haber hecho mejor, pero entiendo que trabajar con personas implica riesgos».
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