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La Antigua de Zumárraga, la ermita jentil

El viejo templo, se acurrucaba al arrullo milenario de la montaña, la vieja ermita guardaba celosamente su historia, tejida a lo largo de los siglos, entre sus entramados de madera y piedra. El dulce santuario, esconde leyendas de jentiles, esos gigantes de fuerza descomunal, agazapadas entre sus recios muros, donde aún puede verse las huellas de los genios. Estamos en la preciosa ermita de La Antigua de Zumárraga, la catedral de las ermitas, un bello edificio donde podremos disfrutar de su historia, de su belleza y de encanto.

Los Jentiles o Gentiles, son unos forzudos de la mitología, responsables de la ubicación de muchos de los megalitos que pueblan nuestros mágicos montes. Pero también, son muchas las leyendas que los presentan como constructores o colaboradores en la edificación de diversos templos cristianos, como el de la ermita de La Antigua de Zumarraga. Enfrentados al cristianismo, son representantes de la raza de las montañas, una suerte de seres paganos, quizás herederos directos del antiquísimo culto a las cumbres. Las leyendas los vincula con el nacimiento de Cristo, momento en que desaparece su raza.

En nuestra ruta lineal, partiremos del alto de Mandubia, para terminar en la localidad de Zumárraga, conociendo de la preciosa ermita, pero también de mil y un secretos, de paisajes, de bosques, de cimas, de sendero, ¿qué más se puede pedir?, comencemos.

El alto de Mandubia, a caballo entre los valles del Urola y del Oria, es un antiquísimo paso por donde cruzaban los peregrinos que se dirigían a Loyola, pero su importancia nos lleva hasta tiempos mucho más remotos, hasta el neolítico, por donde los pastores prehistóricos, trashumaban con sus rebaños, buscando los mejores pastos.

Ermita de La Antigua

En este punto cargado de historia podemos aparcar, y tomar una pista que se dirige hacia un caserío que se ve frente a la venta, internándonos inmediatamente en el bosque, caminando despacio, llegamos a un cruce, en el cual debemos tomar el camino que sale hacia nuestra izquierda. Seguimos por él, y pronto pasamos junto a la borda Elorri, llegando a continuación a otro cruce, donde se nos presentan cuatro posibilidades para seguir nuestro caminar. Optamos por el sendero que surge más a la derecha, marcado con un cartel indicativo y en fuerte repecho llegamos hasta la ermita de Kizkitza. Esta ermita, guarda una curiosa advocación marinera, estando ubicada tan lejos de la costa, e incluso en su exterior se ve un faro. Esto pudiera ser debido a que los bosques de la zona suministraban de madera a los astilleros de la costa. También se pudiera deber a que el faro guiaba a los marineros que lo veían desde diferentes puntos de la costa.

Tras disfrutar de su encanto, continuamos con nuestro caminar, desde la ermita descendemos en dirección NW, por el cordal despejado disfrutando del fantástico panorama que se abre a nuestros pies, vamos cresteando por una serie de suaves lomitas, es una auténtica delicia para nuestros sentidos, poder vagar por estos cordales abiertos al viento que dulcemente acaricia nuestros pensamientos. El paisaje es realmente sublime, montañas, valles, bosques, ríos, ciudades, aldeas, todo formando un espectacular óleo natural. Llegamos, de esta forma, a la cota de Beotegi, y descendemos siguiendo el cordal y sin perder la dirección hasta el collado de Atxurtza. Continuamos el sendero que nos llevará hasta la base del monte Izaspi, en el collado de Lizarreta, y desde aquí por una pronunciada cuesta llegamos a la cima, sus 937 metros de altitud exigen un poco de esfuerzo. Al llegar a su cumbre altiva, sentimos que el esfuerzo ha merecido la pena, a nuestros pies se abre un sobrecogedor paisaje donde distinguir cientos de lugares por los que caminar, pero hoy debemos buscar la preciosa ermita de La Antigua.

Portal de la Antigua

Desde la cumbre continuamos por un cordal en dirección NW, para alcanzar el paraje de Arantzeta, en donde se localiza un túmulo prehistórico. De aquí alcanzamos enseguida un pequeño collado donde se alza una cruz conocida como Gurutze Zaharra. Retornamos unos metros por el mismo camino hasta el collado de Lepondo, seguimos unos hitos que nos llevan hasta un vallado con una puerta que cruzamos, continuamos caminando, siguiendo ahora las marcas rojas y blancas del GR-120, hasta un cruce, donde se une la ruta del collado de Atxurtza. Seguimos de frente descendiendo hasta dar con el collado de Elorriaga, ya sentimos cerca la presencia de la mítica ermita, pero podemos rematar nuestra ruta, alcanzando el pico Beloki. Para ello, desde este collado y dejando de lado la pista cementada, tomamos un sendero que alcanza rápidamente la cima secundaria del Beloki, de 659 metros de altitud. En la cima una enrome cruz destaca entre el arbolado, de su cumbre descendemos directamente hasta la preciosa ermita de La Antigua.

José Miguel de Barandiarán recopiló una leyenda vinculada a la ermita:

Cuentan que los jentiles construyeron la ermita con las piedras que arrojaban desde la sierra de Aitzkorri, situada a unos 30 kilómetros de distancia. Otra versión dice que las piedras fueron arrojadas por los gigantes desde el paraje de Aznabarreta, situado en la sierra alavesa de Entzia, haciendo pasar los peñascos por encima de la montaña de Aitzkorri. De hecho, junto a la entrada, se puede ver aún hoy, una piedra donde los gigantes dejaron impresas las marcas de sus dedos al arrojarlas.”

Interior de la ermita

El templo se abre ante un espectacular marco natural, destacado la localidad de Zumárraga, hacia la que nos dirigimos. El precioso templo, da la impresión de ser una construcción románica, si bien hemos de situarla en el periodo gótico, presentando varios elementos de este estilo arquitectónico. Solo nos resta descender hasta el pueblo, alternando tramos de carretera con senderos.

Echamos una mirada hacia atrás, hacia los parajes que han acogido nuestro caminar curioso, allá arriba quedan las cimas que nos han enamorado, las viejas sendas de montaña, y la belleza sin igual de la ermita de La Antigua.

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