El temible mes del calendario ya está aquí. 30 largos días en los que, después de haber movido una hora los relojes, aumentan las horas de oscuridad, bajan las temperaturas y se suelen limitar las actividades sociales y al aire libre. Admitámoslo, noviembre es un bajón. Un bucle en el que (casi) nunca pasa nada, a la espera de no se sabe muy bien qué. Las calles pierden vida, arrecian el viento, la lluvia y las olas…. Por algo Guns N’ Roses le dedicó una célebre y lacrimógena balada heavy, November Rain, en la que la guitarra de Slah parece que llora desconsoladamente, mientras Axl, su cantante, camina “bajo la fría lluvia de noviembre”.
Pero nada es para tanto ni para toda la vida; todo pasa. Lo dice también la canción de Guns N’ Roses, hacia el final: “Cause nothin’ lasts forever, even cold November rain”. Así que seamos un poco más positivos. Mantengamos la esperanza. A continuación, se recopilan algunos planes que nos permiten entrever que existe una luz al final del túnel de noviembre. Armas culturales, de ocio y gastronomía para combatir las próximas cuatro semanas.
Punk y psicodelia frente al tedio
Empecemos por dos rabiosas propuestas de la sala Doka contra el mes más odiado y atroz del año. Ruido pero también melodía, aceleración y excitante música punk en diferentes vertientes. El viernes 24 (13/16 euros) el grupo madrileño Biznaga, ya un clásico de la escena, saldrá al escenario después de la actuación del trío vasco Perlata. Los pogos y la fiesta están asegurados a las puertas del fin de semana. El peculiar trío de rock and roll francés Weird Omen encabezará otra eléctrica noche (domingo 19, 10/12 euros) junto a los hernaniarras Bamms y Vietcong 68. Guitarras, bajo, batería y cantantes con las venas del cuello a punto de estallar. Los ingredientes clásicos del punk rock.
De la habitual tanda de bolos y conciertos recomendados en las salas hermanas Dabadaba y Altxerri, aquí van un puñado, cada uno de su padre y de su madre y empezando por hoy mismo. El r&b y poderío sixties de Liquorice Experiment (miércoles 1, 12/15 euros); indie, folk y pop del bueno a cargo del uruguayo Juan Wauters (viernes 3, 12/15 euros); la experimentación de los japoneses GOAT (jueves 14, 12/15 euros); la segunda visita en un año de los canadienses The Sadies, gigantes del rock and roll (miércoles 22, 18/22 euros); y, por último, el grupo psicodélico de Austin Holy Wave, viejos amigos de la familia del Dabadaba y con un excelente nuevo LP bajo el brazo, Five of Cups.
Cine con mirada femenina
El cine es esa afición asidua que se ha ido perdiendo a lo largo de los últimos 20 años. Las estadísticas dicen que cada vez pisamos menos salas —el número de espectadores en 2022 en el conjunto de España se situó en 59,1 millones frente a los cerca de 150 millones de 2002— y la industria lleva tiempo enredada en buscar nuevos métodos de atracción. En Donostia, sobre todo si lo comparamos con otras ciudades de nuestro tamaño y/o entorno, el cinéfilo no tiene motivos de queja. A las salas propiedad del grupo SADE (Príncipe, Trueba y Antiguo Berri) se le suma el cine de Tabakalera, “una pantalla pública compartida y programada de manera conjunta” por la Filmoteca Vasca, Donostia Kultura, Elías Querejeta Zine Eskola y la propia área de cine de la antigua fábrica de cigarros.
Vamos, que hay un poco de todo y para todos los públicos. Tanto si la meteorología acompaña como si no, la pasión por el séptimo arte sigue intacta y más con clásicos donostiarras como el cineclub Kresala, que el año pasado celebró su 50 aniversario. El lunes 7 de noviembre a las 19:30 horas proyectan en los cines Trueba Ashkal, los crímenes de Túnez (Youssef Chebbi, 2022), un thriller que mezcla la denuncia social con el terror paranormal. Del resto de la programación mensual de Kresala destaca Un asunto de mujeres (Claude Chabrol, 1988), donde brilla el personaje encarnado por Isabelle Huppert en la Francia ocupada por la Alemania nazi.
En Tabakalera, tres platos fuertes con protagonismo absoluto de las mujeres. El viernes día 10, dentro del ciclo de cineastas vascas, se podrá ver el documental Alardearen seme-alabak (Jone Karres, Eneko Olasagasti, 2013) sobre la participación de las mujeres en los desfiles de las fiestas de Irun y Hondarribia. El jueves 16 de noviembre, a las 19 horas, la directora y actriz principal de Creatura, Elena Martín Gimeno, compartirá el proceso de trabajo de una cinta que ofrece una mirada valiente sobre el sexo y se alzó en mayo pasado con el premio a la mejor película europea de la Quincena de Cineastas de Cannes. Por último, Izaskun Arandia presentará su documental MY WAY OUT (2022) sobre el club nocturno trans de Londres The Way Out.
Por su parte, enfila su recta final el ciclo Nosferatu El polar francés dedicado al cine negro y policiaco galo entre enero y diciembre de 2023. La selección de criminales legendarios y grandes thrillers es estupenda. En noviembre sobresale El Profesional (miércoles 29 a las 19 horas), interpretado por Jean-Paul Belmondo, todo un icono de la Nouvelle Vague y que rodó con los grandes de su tiempo.
Unos rayos de ‘solete’: Paco Bueno, Ssua y Bells
Al mal tiempo, rayos gastronómicos. El ‘solete’ de la Guía Repsol es una distinción joven, informal y, esto es importante, económicamente asequible que premia lugares con encanto. A veces tienen un punto peculiar e inesperado, en otras muchas ocasiones se recomiendan negocios que resisten el paso del tiempo o que tienen cierta gracia. Los de toda la vida, vaya. La pegatina amarilla que luce en la puerta de bares, restaurantes, cafeterías y pastelerías distinguidos por la guía española suele asegurar comer y beber bien sin dejarte un pastizal.
En su novena edición se han seleccionado 350 nuevos ‘soletes’, de los cuales 8 están en San Sebastián. En este caso hay una equilibrada combinación de viejos nombres y descubrimientos más o menos recientes: los bares Paco Bueno, Bells Bar y Ssua Arde Donostia, todos en la Parte Vieja; las cafeterías Koh Tao y Old Town Coffee, en el Centro; la clásica panadería Galparsoro, la chocolatería de autor Lurka y la también histórica pastelería Oiartzun, ubicada en la esquina entre el Bulevar y la calle Mayor, en el número 2 de la calle Ijentea.
Aunque cuando llega noviembre nos quedamos un poco plof, reencontrémonos con la Parte Vieja donostiarra con apetito y alegría entrando a tres tascas con personalidad propia. ¿Quién no conoce las gambas a la gabardina, el bocata de merluza, la tortilla de bacalao y los fritos del Paco Bueno? Este bar familiar de la calle Mayor, en pie desde 1950, es toda una institución que resiste a los tiempos modernos, así como a las dinámicas de la gentrificación que está transformando lo Viejo de la mano de los grupos hosteleros. Paco Bueno aguanta como un oasis de autenticidad.
Sara y Lancelot, una colombiana y un escocés, han reinventado por completo la mítica Colchonería de la Parte Vieja bajo el sonoro nombre de Bells bar. Hay buena música, un ambiente informal, unas paredes que parecen pintadas con la técnica del dripping de Jackson Pollock, una carta reducida pero bien rica y con guiños a los orígenes de sus responsables… Por si fuera poco, sus dueños son bien majos y la tortilla de patata del Bells es un manjar.
En SSua (calle 31 de agosto, 21) no se andan con rodeos. Llenaron el hueco dejado por A Fuego Negro y afirman sin rubor que la suya es “LA CROQUETA”, así, escrito con mayúscula. Sus cócteles hacen furor, son modernos y atrevidos y la lucidez de su desparpajo merece una visita. ‘Solete’ ganado a pulso.
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