El Covid-19 deja una estela larga de consecuencias que aún están por determinarse y a todos los niveles. Algunas no resultan tan negativas. Ayer informaron desde el Ayuntamiento de que las 120 personas sin techo que aún están alojadas en recursos municipales a causa del confinamiento no volverán a la calle. Han llegado a ser más de 170 tal y como explicó la concejala Aitziber San Román.
El Atano III y La Sirena, que durante el Estado de Alarma han protegido a personas sin techo, cerraron ayer sus puertas. En estos dos recursos, junto al Abegi Etxea y el albergue de Uba, se ha llegado a acoger estos meses hasta a 172 personas.
La concejala Aitziber San Román explicó al respecto que ha sido «una experiencia frenética» que comenzó antes del confinamiento pero se aceleró el 14 de marzo con el anuncio de que éste ya comenzaba.
Después de varios ajustes el 19 de marzo ya estaban en marcha el Atano, Uba, Abegi y la Sirena como recursos asistenciales de emergencia. Han llegado a estar alojadas 172 personas y el 40% de los acogidos no estaba empadronado en Donostia.
El trabajo social y educativo corrió a cargo de la asociación Arrats, tal y como explicó la concejala, añadiendo que también fue contratada una médico para atender a estas personas. Tarea que no resultó fácil en plena emergencia sanitaria.
Según Aitziber San Román estas personas, a día de hoy 120, no volverán a la calle. A 25 de ellas les ayudará el Ayuntamiento a buscar habitación y además se pondrán en marcha entre quince y veinte plazas en nuevos pisos tutelados. También actuarán en este sentido el Gobierno vasco y la Diputación.
Mientras se ponen en marcha los pisos, Uba servirá como alojamiento temporal.
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