(EFE). Un juicio por la presunta agresión sexual sufrida en Irun por una mujer que ejercía la prostitución ha sido el primero celebrado en la Audiencia de Gipuzkoa donde se ha planteado, como cuestión previa, la aplicación de la ley del «sólo sí es sí», a pesar de que los hechos sucedieron en 2019, mucho antes de la entrada en vigor de la nueva normativa.
En la vista, celebrada este miércoles en la Sección Primera de la Audiencia Provincial, la Fiscalía ha reclamado quince años de cárcel para el acusado, mientras que la acusación particular, que ejerce la víctima, ha elevado hasta los 25 años de prisión su petición de condena.
No obstante, en los momentos preliminares de la vista, durante el trámite de exposición de cuestiones previas, la representante del Ministerio Público ha planteado que los hechos sean enjuiciados teniendo en cuanta la nueva ley del «sólo sí es sí», solicitud con la que la acusación particular se ha mostrado conforme y sobre la que el tribunal se pronunciará en su sentencia, según las fuentes citadas.
Ya durante el juicio, la víctima, de nacionalidad nigeriana y que ha declarado asistida por una traductora de inglés, ha explicado cómo sobre las 21.00 horas del 12 de septiembre de 2019 el acusado contactó con ella en la zona de Behobia para contratar un servicio sexual por 40 euros que el hombre le pagó por adelantado.
Tras montar en la furgoneta del cliente, ella le indicó un lugar al que dirigirse pero, según ha comentado, él se puso a conducir hacia la autopista, sacó un cuchillo y le dijo que se desnudara y que le devolviera el dinero.
Ella se desnudó, siguiendo su orden, tiró la ropa al asiento de atrás y le entregó el bolso con el dinero y una cartera con otros cien euros que portaba.
La mujer ha relatado que después él la llevó a un descampado en el que había una cabaña abandonada, hacia la que la condujo desnuda y descalza y donde pretendía tener «sexo anal».
Ella se resistió y empezó entonces un «enfrentamiento» durante el que el hombre la agarró por el cuello, la pegó y la violó, mientras ella «lloraba y gritaba» aunque en el lugar no había nadie más.
Seguidamente, el inculpado la llevó de nuevo a la furgoneta y mientras regresaban le dijo que se bajara del vehículo en marcha, pero ella, que continuaba desnuda, se resistió por lo que él abrió la puerta del copiloto mientras con la otra seguía conduciendo y empezó a empujarla.
Ella «luchaba para no caer», aunque finalmente el hombre logró sacarla del automóvil y la mujer quedó tendida en la autopista, sólo con una camiseta que, como ha comentado, logró aferrar en el último momento.
La víctima ha recordado que desde la carretera vio una casa a la que se dirigió y donde pidió a una mujer que la llevara de vuelta a Irun.
Durante su turno de interrogatorio, la defensa ha puesto de relieve algunas supuestas contradicciones de la versión de la víctima que en la fase de instrucción dijo que la violación se produjo «cara a cara» no desde atrás y no hizo referencias a una supuesta pretensión de «sexo anal» por el acusado aunque sí se refirió, por el contrario, a una felación.
Por su parte, el acusado ha admitido que contrató una relación sexual con la víctima, si bien ha precisado que no llegaron a salir de la zona en la que se encontraban y ha señalado, que una vez finalizada, la mujer intentó robarle la cartera por lo que la sacó del automóvil, según han indicado fuentes del caso.
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