Cientos de pensionistas se han reunido hoy frente al Ayuntamiento donostiarra para recordar que «la mayoría del sector sobrevive por debajo del umbral de la pobreza y así se hace muy difícil vivir dignamente los últimos años».
Frente al Consistorio y con llamamientos tanto al Ayuntamiento como a la Diputación los pensionistas han reiterado la negativa a aceptar la subida del 0,25% de las pensiones prevista por el Gobierno; han vuelto a solicitar que haya una pensión mínima de 1.080 euros y el Gobierno vasco complemente aquellas en que no se llegue a esta cifra, han mostrado su rechazo al factor de sostenibilidad «que supondrá un nuevo recorte el año que viene» y han acordado que las líneas de actuación hoy decididas en esta materia sean remitidas al Gobierno vasco y al Estado.
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