(EFE). La presidenta de Covite, Consuelo Ordoñez, ha considerado «indigno» que la izquierda abertzale de lecciones de paz y ha criticado que líderes como Arnaldo Otegi se han beneficiado de una impunidad «de facto» que «nadie se atreve a cuestionar» a pesar de que «no han pagado «por haber engrasado la maquinaria del terror».
Ordoñez ha hecho estas declaraciones en el acto de entrega, celebrado este sábado en el Palacio Miramar de San Sebastián, del Premio Internacional Covite, que ha recaído en esta su XXI edición, a título póstumo, en la activista Juncal Sánchez Aranaz, por su «permanente compromiso cívico y su apoyo incondicional» a este colectivo de víctimas.
El premio ha sido recogido por la hermana de la galardonada, María Sánchez, en un acto al que han asistido entre otros el concejal del PP en el Ayuntamiento de San Sebastián Borja Corominas y Rubén Múgica, hijo del histórico dirigente socialista Fernando Múgica, asesinado por ETA.
Ordóñez ha criticado la «dictadura del miedo» que impusieron los ideólogos de ETA y que «caló en todos los estratos sociales» y ha remarcado que el terrorismo no fue responsabilidad «exclusiva de los propios terroristas» sino de los «colaboradores necesarios» lo que posibilitó que la banda terrorista «durase tantos años y tuviera tanto poder».
«Esos cooperadores y cómplices del terror siguen ahí, habitando entre nosotros», ha indicado Ordóñez.
Los líderes de la izquierda abertzale «fueron quienes señalaron a ETA a quiénes debía asesinar» y «hoy son los mismos que cuando ETA mataba y siguen defendiendo y legitimando el terrorismo desde las instituciones«, ha precisado.
«Arnaldo Otegi, Arkaitz Rodríguez, Mertxe Aizpurúa y compañía se han visto beneficiados de una impunidad de facto que nadie se atreve a cuestionar. No han pagado, ni parecen dispuestos a hacerlo, por haber diseñado y engrasado la gran maquinaria de terror que hizo posible la violencia física y moral que sufrimos miles de personas», ha remarcado.
La presidenta de COVITE ha considerado que es «indigno» que den lecciones de paz y convivencia quienes «impregnaron de odio y de fanatismo» la vida pública en el País Vasco y en Navarra.
Ha rechazado el relato de que la mayoría de la sociedad vasca estuvo contra ETA porque «lo cierto es que hubo mucha soledad y mucho sufrimiento» durante mucho tiempo» y al tiempo que ha cuestionado «dónde estaban esas personas cuando había quien les gritaba ‘ETA mátalos'».
La dimensión de la «crueldad la maldad y la deshumanización de la que hizo gala una parte de la sociedad vascas es también parte de la historia de ETA», ha dicho.
Ordóñez ha reivindicado el ejemplo de convivencia democrática que han sido las víctimas «desde el momento en que no respondieron a la violencia con violencia» y ha destacado la labor de quienes «con su asistencia a manifestaciones pacíficas» y su acompañamiento a las víctimas, dijeron no a ETA cuando reinaba el silencio y la crueldad».
En este colectivo ha incluido a la galardonada con el premio, Juncal Sánchez Aranaz, que trabajó durante quince años «discretamente» en la «trastienda de Covite» y que falleció el pasado mes de junio de un cáncer.
Ella fue uno de los «justos y resistentes que salían, en minoría y acosados, a protestar en silencio después de cada atentado o secuestro», ha indicado Ordóñez, que ha extendido el galardón de Covite a todas estas personas que «han trabajado por deslegitimar el terrorismo» porque es a ellas «a quienes se debe paz».
Durante el acto ha tomado la palabra el profesor de Filosofía Martín Alonso, Premio Internacional Covite en 2021, que ha enfatizado en que «cuando ahora se dice que la sociedad vasca es la que ha derrotado a ETA se olvida este tiempo en que se jaleaba a ETA, se estigmatizaba a las víctimas y una parte de la sociedad vivía ‘como si ETA no existiera’».
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