Olaia Duarte (Beasain, 1988) vive hoy su última sesión plenaria en Donostia como concejala de EH Bildu, cargo que desde 2023 compatibiliza con el de senadora. DonostiTik habla con Duarte sobre este cambio, sobre el balance de estos diez años en el Ayuntamiento, sobre la relación con el Gobierno municipal y sobre política social y cuidados, que son las materias a las que se dedica y donde «hay mucho para hacer». «No en vano Acción Social es el segundo departamento municipal más demandado y una de cada cinco familias donostiarras es usuaria. Hay que crecer».
Diez años en el Consistorio donostiarra. ¿Qué se lleva en positivo?
Ha habido logros colectivos como lograr traer al Ayuntamiento los anhelos de los agentes de la ciudad. Cuando entré en el Consistorio aluciné con la masa social que hay en Donosti: infinidad de asociaciones de barrio, plataformas… Nos repetían entonces que el Ayuntamiento era muy hermético y es algo que hemos querido cambiar tanto cuando gobernábamos como desde la oposición. Eso se ha traducido en mejoras concretas de servicios como el que prestan las auxiliares del Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD). Ahí logramos poner un precio público y hacerlo más atractivo para usuarios y auxiliares, si bien sigue habiendo mejoras pendientes como la retribución de los traslados entre domicilios.
¿Y cuál es el capítulo negativo del balance?
El referido a las personas sin hogar. Tenemos en Ondarreta el albergue La Sirena cerrado a cal y canto excepto cuando hay heladas en la costa, que es casi nunca. Y hemos visto que las cenas allí, los días en que abre, son dos bollitos empaquetados y un batido. El alcalde Eneko Goia firmó en 2016 un compromiso con el Gobierno vasco para reducir en un 20% el número de personas sin hogar para 2020, pero la cifra se multiplica y hoy son más de 400 personas sin ningún tipo de recurso en las calles. Sabemos que no es una realidad exclusiva de Donostia, pero la solución no puede ser la de seguir con políticas continuistas de hace 25 años. Creemos que gobernando la ciudad y Gipuzkoa, el PNV tiene herramientas para elaborar una estrategia de territorio. Pero no sé cuándo se le va a dar respuesta a este tema.
Volviendo a la ayuda a domicilio, están muy de moda los ahora denominados ‘cuidados’. ¿No se corre el riesgo de que terminen siendo fruto de mucha demagogia?
Sí. De hecho eso que se dice de «no dejar a nadie atrás» y ‘Gipuzkoa, territorio de cuidados’ son los eslóganes más vacíos que me llevo de estos años en que este sector apenas ha tenido avances. Hay ayuntamientos con presupuestos muy menores que se han lanzado con otros modelos, como Usurbil, y habrá consistorios de otros colores políticos que también lo habrán hecho. Pero en Donostia el SAD mantiene un reglamento que limita su actuación mientras podría abrirse a perfiles como el de la infancia. Sí se han hecho proyectos piloto con los fondos Next Generation, por ejemplo para formar a las auxiliares a domicilio en más tareas. Pero, ¿cómo van a meterse en otras tareas si hablamos de un servicio de media hora para ir, saludar, cambiar el pañal y poco más? También está el ejemplo de las residencias: el alcalde es el presidente de la Fundación Zorroaga, que tiene 300 plazas y un problema importante con las condiciones de las trabajadoras.
Falta una reflexión sobre cómo está el sector y hacia dónde va… Conviene recordar que hay 2.500 mujeres empleadas domésticas en Donostia sin contrato. Y las familias hacen lo que pueden, pero para las instituciones deberían ser una realidad frente al espejo.
Respecto a las personas sin hogar, en los últimos meses hemos presenciado cómo la situación se ha enrarecido socialmente. Ustedes han sido críticos con el Gobierno municipal.
Por un lado está el discurso del miedo asociado a la inmigración, que no afecta solo a Donostia porque es un recurso populista en tiempos de incertidumbre. Creemos que el Gobierno municipal no ha sabido afrontarlo. Por otro lado entendemos que, en lo que se refiere a la seguridad, la gente se sienta incómoda. Pero reflexionemos: el Gobierno municipal prohibió las cenas en Egia (sin hablar ni con quienes las daban), pero luego esas cenas se han trasladado a la plaza Gipuzkoa y allí no hay problemas. ¿Cómo puede ser que quienes cenaban en Egia vayan a otro sitio y no pase nada? ¿No será que en Egia se dan circunstancias que generan una problemática concreta que no se arregla criminalizando al centenar de personas que pide una cena caliente?
Si estuviéramos gobernando, nosotros nos plantearíamos qué estamos haciendo para que unos ciudadanos tengan que cocinar al día 200 platos para que personas sin hogar puedan cenar. Cuál es el papel del Gobierno municipal en todo esto. Pero mientras la pelota se hace más grande.
Cambio de foro
¿Cómo ha sido la relación con el gobierno municipal estos años?
Buena. Y con los otros partidos de la oposición también. Y a nivel personal como siempre en la vida: hay personas con las que te llevas mejor. En mi caso recuerdo con mucho cariño a Alfonso Gurpegui porque se podía hablar con él y nos apoyaba en todas las cuestiones que veía coherentes. Y en la actualidad tengo muy buena opinión de Martín Ibabe: siempre que le hemos llamado ha estado disponible para sentarse, hablar, negociar… en política municipal, donde son todo temas cotidianos, eso es muy importante.
Y ahora que conoce los plenos del Senado… ¿qué le parecen los plenos del Ayuntamiento donostiarra?
Viendo los plenos del Senado y en particular las formas que allí tiene el PP, los plenos de Donostia son un remanso de paz y mucho más constructivos. Pensaba que el Senado iba a ser más elegante, pero hay gritos, insultos, falta de compromiso y muchas mentiras…
¿Se miente más en la política estatal que en la municipal?
Se miente más en el Senado.
Háblenos de su labor allí y si va a cambiar ahora que deja el Ayuntamiento.
Hasta ahora era habitual que los senadores compaginaran su labor con la política local, como he hecho yo desde 2023. Pero a día de hoy el PP gobierna en el Senado y está haciendo un uso utilitarista de esta cámara. Si antes eran dos plenos al mes ahora son semanales y muy improvisados, a veces se convocan de un día para otro, según le convenga a la agenda mediática del PP en su intención de desgastar al gobierno. Hay mucha actividad: son 42 comisiones estables, 8 compartidas con el Congreso y 8 ponencias de estudio. En estas últimas estamos estudiando ahora toda la legislación española en materia de conciliación para sacar conclusiones y después elaborar propuestas que irán al Congreso.
En EH Bildu tenemos claro que, aunque no sentimos estas instituciones como nuestras, somos embajadores de Euskal Herria y queremos que mejore. Allí se debaten cuestiones muy locales como el futuro del edificio de Aemet de Intxaurrondo, que nosotros insistimos en que sea útil para el barrio.
¿Cómo fue su entrada en política?
Mi aita siempre ha militado en partidos políticos, en mi casa se ha hablado mucho de política y nos han inculcado a mi hermana y a mí una visión crítica. Mis abuelos son extremeños y les tocó vivir la violencia del franquismo y emigrar y nunca ha sido un tema tabú. Siempre nos han recordado de dónde venimos y lo que tuvieron que pasar.
Cuando terminé de estudiar Trabajo social empecé a trabajar en el Ayuntamiento de Zarautz y conocí a Maite Sarasua, que me animó a acercarme a Aralar. En 2015 EH Bildu me hizo la propuesta de ir en listas en Donostia. Estaba trabajando y tenía la posibilidad de coger una excedencia. Nosotros valoramos mucho lo del trabajo porque no venimos a una institución a quedarnos. Al principio me daba vértigo, pero tuve muy buenos compañeros y compañeras y he aprendido mucho. Y sobre todo: he conocido Donosti desde las tripas. Por todo estoy agradecida a Aralar, a EH Bildu y a los donostiarras. Y ahora espero seguir haciendo lo mismo en Madrid con temas que son capitales para la ciudad como el de los Cuarteles de Loiola.
Deja un comentario