Susan Tedeshci y su marido Derek Trucks, la cantante y guitarrista Samantha Fish, Marcus King, The Cinelli Brothers… La lista de artistas favoritos del blues actual que enumera Noa Eguiguren, vocalista y compositora de Noa & The Hell Drinkers, podría completarse con la banda donostiarra de blues y rock and roll que lidera desde hace siete años. ¿Una elección ególatra? ¿Por qué no? El quinteto se encuentra inmerso en la presentación de su tercer álbum, Hell´s the New Heaven, el segundo con temas propios, y aún disfruta de la dulce resaca de haberse impuesto en el concurso European Blues Challenge (EAC) que se celebró a principios de junio pasado en Chorzów, Polonia. El certamen contó con la participación de 22 bandas europeas, una por cada Estado miembro, y el jurado español, recuerda Noa en conversación con DONOSTITIK, se decantó por ellos en octubre del año pasado.
Una vez pasada la primera criba, viajaron a tierras polacas. La decimoprimera edición de este concurso internacional de blues, que busca impulsar la carrera de las bandas europeas más prometedoras del género, se desarrolló durante el 1 y 2 de junio de 2023. Los turnos fueron elegidos por sorteo. A Noah & The Hell Drinkers les tocó salir los últimos de la jornada inaugural y defendieron cuatro temas de su repertorio en un total de “19 minutos y pico”. “Cada grupo toca 20 minutos como mucho y no te puedes pasar”, apunta Noa. Dos relojes “muy grandes” se habían colocado a la vista de los artistas para poder controlar el tiempo y no excederse de la duración fijada. El jurado se mostró impresionado ante la potencia, las cualidades y el sentimiento que desplegaron los músicos donostiarras. El mini show culminó con el fuego graneado de ‘Boogie Woogie Bang Bang’, uno de los cortes más espectaculares del último disco y en el que la frontwoman donostiarra parece cantar desde las vísceras. “Nos dijeron que finalizamos con un blues pistolero”, bromea pasados unos meses de aquella gesta.
El galardón incluye la participación en una serie de festivales europeos en Portugal, Suiza y Noruega, entre otros países. Asimismo, el triunfo les ha abierto las puertas del mercado europeo y el teléfono de su agencia de managment, la empresa guipuzcoana Lady Red, no para de sonar. “El premio ha sido como un gran escaparate”, resume Noa. “El 9 de noviembre vamos a Alemania al Freiburg Blues Festival, más adelante iremos a otros dos festivales de Francia que no estaban incluidos dentro del premio y que todavía no podemos desvelar. Nos están llegando bastantes cosas así. Está siendo muy bonito porque no se ha limitado a ganar un concurso y ya está, tiene una continuidad”.
Para explicar este gran ascenso en la carrera de Noa & The Hell Drinkers, Noa Eguiguren utiliza un concepto que últimamente hemos oído en boca de políticos: confluencia. Pero en este caso, en lugar de una serie de candidaturas transversales y de un frente amplio para lograr armar una lista, se juntan diversos factores. Bastante antes del espaldarazo brindado por el certamen europeo, hay que remontarse primero al Festival de Blues de Hondarribia de 2018. La banda se había formado solo dos años antes y contaba con un LP en el mercado, un homónimo disco de versiones. “El de Hondarribia fue el primer punto de inflexión para nosotros. Nos ayudó mucho”.
Directo arrollador
Con el tiempo, los medios de comunicación empezaron a prestarle cada vez más atención a una intérprete que, junto a sus actuales compinches (Paul San Martín, teclado; Manu Gestido, bajo; Gonzalo Portugal, guitarra; e Ibai Ros, batería) echan fuego en sus conciertos. Noa asiente. El directo es uno de los puntos fuertes de la banda. “Cuando tocamos tengo la sensación de que es el último concierto que voy a dar en mi vida. No nos sabemos medir”, asegura. El boca a boca también ha ayudado a que se conviertan en una de las figuras del blues más reconocidas del País Vasco y fuera de nuestras fronteras. En Instagram son bastante activos y cuentan con cerca de 4.500 seguidores, una cifra estimable para una banda local e independiente ajena a las modas y corrientes más modernas. “Es una suma de todo. Estamos más metidos en las redes sociales, nos hacen más entrevistas, colaboramos y conocemos a cada vez más compañeros del género, el haber tocado en muchos festivales de blues ayuda… Al final entras en la rueda y te vas colocando en el mapa”.
En la era de los singles y las canciones sueltas, de tratar de colocar temas de éxito como sea en las plataformas musicales, Noa & The Hell Drinkers apuesta por publicar discos breves pero con miga. El anterior Craft Blues (2020), que sufrió el parón pandémico, duraba 31 minutos y tenía 8 temas. El nuevo mini álbum, Hell´s the New Heaven, compuesto por siete canciones y que de nuevo escasamente rebasa los 30 minutos de duración, sintetiza el universo blues, rock, soul y con pinceladas de jazz del grupo. Este es el trabajo más breve y variado de su trayectoria. “Si resulta que se te ha hecho corto igual es que te has quedado con ganas de más”, comenta la cantante, que se luce, sobre todo, en las baladas.
En el último tema, la desnuda y conmovedora The Last Goodbye, es ella la que toca el piano. “Me salió casi del tirón en un desvele nocturno. Me levanté de la cama, me senté al piano y la compuse casi entera. No estaba previsto que la tocara yo, porque para eso ya tenemos a Paul, pero él y Manu me animaron a que lo hiciera”. En estos primeros conciertos de la gira le ha entrado cierto tembleque cuando ha llegado ese momento. “Me daba vértigo tocar el piano en público, lo hacía en casa, en petite comité. Pero después de los tres conciertos que hemos hecho estoy emocionada con el resultado. Como en otros ámbitos de la vida, uno tiene que creer mucho en lo que hace”, afirma. Prueba superada.
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