«Las instituciones se han movido y ahora hay en Donostia más plazas habilitadas para los migrantes en tránsito. Pero el hecho de que el jueves no durmiera nadie en el centro de Cruz Roja en Zorroaga y que catorce personas durmieran en el gaztetxe de Txantxarreka, que se improvisó para situaciones de emergencia, demuestra que algo falla». Así se expresó ayer Peio Aierbe, de la Red Ciudadana de Acogida de Donostia, el colectivo que se ha puesto a la cabeza de «este fenómeno que no es nuevo, pero que se ha agravado con la política de cierre de fronteras de Europa y que aparentemente va a perdurar». «Un fenómeno muy manejable en cuestión numérica. No hay que perder esta perspectiva. Con los recursos que tienen Euskadi y el número de personas que llega no podemos convertir esto en un problema».
Desde la red consideran que las reuniones en la Mesa Interinstitucional han servido para comenzar a tejer un protocolo después de aquel 18 de junio en que medio centenar de africanos apareció en la estación de autobuses de Donostia esperando una atención que no llegaba. «Las instituciones son muy lentas y la burocracia inflexible, pero se están moviendo. Pedimos más plazas y ahora las tenemos, y de los tres días de atención estipulados se pasó a cinco», reconoció ayer Aierbe.
Sin embargo esa falta de flexibilidad lleva a situaciones muy extrañas. El gaztetxe de Txantxarreka se habilitó para que los viajeros pudieran estar de día y también para las noches en que el centro de Cruz Roja en Zorroaga estuviera lleno. Sin embargo superadas las cinco noches de rigor comienza a llenarse mientras el de Zorroaga queda vacío, como ha ocurrido esta semana.»Y no hay que olvidar que el gaztetxe no está bien preparado y además es temporal…», apuntó Aierbe.
En Txantxarreka es el personal de la red el que ayuda y acompaña a los recién llegados. «Nosotros atendemos a quien lo necesita, más allá de que sean migrantes en tránsito o personas que quieren quedarse. ¨Son dos tipos de situaciones distintas y ahora se está hablando de la primera como si no existiera la segunda, si bien porcentualmente los que se quieren quedar son muy pocos».
Los migrantes en tránsito que se encuentran en Euskadi llegan desde sur de la Península ahora que las políticas de cierre de fronteras marcan ese cauce para los viajeros. En opinión de Aierbe «se trata de un fenómeno que por ahora va a mantenerse y que en Euskadi es muy manejable. ¿Cómo no vamos a poder organizarnos con los recursos que hay aquí?»
Sin embargo estos dos meses, desde que saltó el aviso en la estación de autobuses, han sido de pruebas, fallos y reajustes, aunque desde la red consideran que «pese a la lentitud» el tema se está manejando y la Mesa Interinstitucional formada por Gobierno vasco, diputaciones, ayuntamientos, Cruz Roja y movimiento ciudadano está funcionando.
Un nuevo centro en Bilbao
Respecto al anuncio del portavoz del Gobierno vasco, Josu Erkoreka, de que se abrirá en Bilbao un nuevo centro destinado a migrantes con dificultades (embarazadas, por ejemplo) o para quienes superan los cinco días de plazo sin encontrar salida, desde la red de acogida donostiarra consideran que «todo recurso es positivo», pero no tienen claro que se vaya a notar de primeras «porque los que estarán aquí seguirán igual».
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