Siguiendo la estela de otros barrios ha nacido Martutene Bizirik y los vecinos han hecho público que aprovecharán este sábado en que se inaugurará el paseo Sarrueta (la rotonda y el nuevo acceso al polígono 27) para recordar a las autoridades que, en palabras de la portavoz Laida Etxeberria, «son numerosas las necesidades de Martutene, que es un rincón muy abandonado en Donostia».
El colectivo recuerda que empezó a crecer alrededor «del problema de seguridad de la Ikastola» que es antiguo y ha dado varios sustos a las familias del barrio. «La curva no tiene visibilidad y de ahí el accidente del 24 de enero entre otros percantes», explicó Etxeberria a DonostiTik. La solución de instalar una valla no convence a las familias «que lo que necesitan es que se regule bien el tráfico y que haya seguridad en los alrededores de la Ikastola».
A partir de ahí se sentaron y la lista de necesidades que han registrado y por las que se han dirigido en varias ocasiones al Ayuntamiento es creciente: «la gasolinera abandonada con una marquesina tercermundista, por ejemplo, y es que merece la pena destacar que las dos paradas del autobús en el barrio son un tren de lavado abandonado y la tejavana con hierros oxidados que hay donde estaba la Kutxa, que por cierto ya no hay Kutxa para los aitonas del barrio».
También se muestran preocupados por la casa abandonada y habitualmente ocupada, «con suciedad por todas partes», y otro tema que trae de cabeza a los residentes de Martutene es la rotonda que iba a ser provisional y lleva funcionando cinco años.
En la lista de necesidades del barrio destacan también que «el parque Marie Curie se ha convertido en un punto peligroso de la ciudad». Y suman la falta de iluminación y la escasa limpieza.
Sobre este último apartado, el de la suciedad que impera en algunos rincones del barrio, Etxeberria ilustra que hay zonas donde es habitual pisar cristales al pasar. «¡Y la estación de la Renfe, que es una vergüenza, ninguna es tan cutre como ésta».
Los vecinos de Martutene, en fin, estrenan plataforma pero con viejas reivindicaciones.
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