Rosa ha venido hoy domingo al cementerio de Polloe, en Donostia. «Tengo pérdidas inmensas y unos recuerdos imborrables», nos cuenta, entre tumbas, flores, cruces, nombres inscritos en lápidas que remontan a tantas vidas e historias, recordadas u olvidadas; cipreses, figuras de ángeles y panteones. Pero hoy se ha llevado una grata sorpresa.
«Pareces un ángel», comenta la emocionada Rosa a Inés Woldin, la joven cantante de 23 años a quien ha encontrado sentada en un banco junto al guitarrista Luca Grassi, de 24. Inés le explica que improvisa sus canciones, «como la bertsolaritza», y le pregunta: «¿Te dedico una canción?». Rosa responde sin dudarlo: «Sí, lo necesito mucho».
Inés canta: «Quiero recordar a todo el que ha venido / Quiero dejar a todo un lugar / Todo aquel que se ha ido, en ti ha quedado / Tantas energías en un mismo lugar». Tras el aplauso de los allí congregados, Rosa e Inés se funden en un abrazo regado por las lágrimas de ambas. «Qué bonito, me quedaría aquí todo el día sin comer», celebra Rosa.
Como Rosa, muchos visitantes del cementerio de Polloe estos días, próximos a la festividad de Todos los Santos, han contado con el acompañamiento de la voz de Inés Woldin respaldada por un guitarrista. Hoy estaba a las cuerdas Luca Grassi, pero ayer fue Ion Luque quien tocaba y mañana lunes puede que sea David Grajal. La iniciativa, denominada ‘Afinando el silencio’, está promovida por el Ayuntamiento y la asociación de apoyo al duelo y a la enfermedad grave de Gipuzkoa, Bidegin, y forma parte del festival ‘Dando vida a la muerte’, ya por la tercera edición, al que se han sumado asociaciones de todo Euskadi con distintos actos.
Luca nos comenta que hoy era el primer día que venía y por tanto traía «mucho respeto». Le preocupaba «invadir a alguien que ha venido a recordar». Inés también tenía la misma sensación de «respeto» cuando empezó a cantar en Polloe el año pasado, «pero a nadie le ha molestado, al contrario, todas las reacciones han sido positivas y bonitas».
Tres voluntarias de Bidegin, Ione, Begoña y Julia, así como un amigo de Inés llamado Rafa, han acudido también hoy a arropar al dúo musical que seguirá mañana y pasado más o menos desde las 12 hasta la una o las dos dando vida a la muerte, como reza el nombre del festival que Begoña completa con el lema «porque la vida nos importa».
«Es muy emotivo. Inés tiene mucho talento», añade Begoña. «Tengo pérdida de audición y no puedo seguir las letras, pero me uno a su espíritu», explica la voluntaria, quien quiere que anunciemos que Bidegin ha colocado unos muros en la zona de los juzgados para que escriba en ellos todo aquel que lo desee.
Inés alterna también el euskera y el inglés en sus improvisaciones y se define como cantante, modelo y actriz. Luca es cantautor, y para él la música es su «vía de escape» porque se considera «introvertido». El joven forma parte del proyecto musical ‘No soy París junto’ a David Grajal.
Antes de marcharnos, Luca compra unas flores en la plaza aledaña para homenajear a un ser querido que reposa allí, entre las tumbas de frío mármol que estos días son acariciadas por la cálida voz de Inés. «¿Y si llueve?», preguntamos. «No importa, el año pasado llegamos a cantar bajo el paraguas».
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