Diez ediciones y muchas vivencias cumple el Mojo Workin’ que está por comenzar y ha sido presentado este mediodía con los protagonistas en Dabadaba. Ahí estaba también Arkaitz Kortabitarte, de la asociación Gure Gauza, haciendo las veces de anfitrión para The Dixie Cups, The Cookies, Winfield Parker y Thelma Jones. El décimo aniversario del festival de música soul y blues de Donostia da para escribir un libro y Kortabitarte ha estado aquí desde el inicio, aunque no por ello se le ve relajado horas antes de que comience la fiesta.
¿Cuál es el estado de salud del Mojo Workin’?
Atraviesa el mejor estado de salud de sus diez años de vida, pero siempre dependemos de Kutxa y de las instituciones para celebrar el festival año a año. Si nos fallaran, esto se acabaría. Los ingresos de las entradas y la barra no dan para tanto.
¿Pasaría por aumentar el aforo, la solución?
Este año las entradas del sábado se han vendido una semana antes, el año pasado incluso antes. Se podría ampliar el aforo para los conciertos del sábado, pero faltan salas en Donostia. Habría que pensar en el Velódromo y eso es una burrada. Se necesitan aforos intermedios en esta ciudad, que no sean de 5.000 personas ni de 700 como es Gazteszena. Cuando hicieron Intxaurrondo se perdió la oportunidad de hacer una sala más grande.
¿Y el estado de salud del género del blues y del soul?, ¿hay renovación?
Sí. Lenta y escasa en número, pero está el sello Daptone de Nueva York y de ahí salieron Sharon Jones, Lee Fields o Charles Bradley, que han pasado por el Jazzaldi.
El ambiente del Mojo es fantástico por el talento de los músicos pero también por esa autoridad que da la veteranía. ¿Rondarán los 70 años de media los artistas que habéis traido a Donostia?
Y un poquito más también. Aunque es increíble cómo están. Debe de ser un componente genético. Ayer en el ensayo Winfield Parker, que ronda los 80, no paraba de bailar, está mejor que yo.
Además el soul no da para que se retiren millonarios, ¿no?
No. Poquísimos pueden hacerlo: Smokey Robinson, Diana Ross, Stevie Wonder… Precisamente ayer en la cena estos músicos nos contaban todos los sitios en que les han estafado y les siguen estafando. Festivales en que no les pagan.
Pregunta difícil, pero obligada. ¿Con qué conciertos te quedas de estos diez años de Mojo Workin’?
Me marcó mucho Lazy Lester, que vino de un pueblo que se llama Torras, en Louisiana. Me gusta mucho ese sonido. Fue el primero que aterrizó y siempre digo que era un verdadero encanto. Murió el año pasado. Contaba muchas anécdotas, era muy amable. Y encontrarnos a alguien así nos animó a seguir.
No son divos al uso, ¿no?, por lo menos no como en otros genéros musicales.
Para nada. El divismo de los mejores músicos de soul no pasa de pedir un zumo de ciruelas. Ponte a buscarlo, eso sí. Pero se puede encontrar. O les llevas algo parecido.
Te quedas con Lazy Lester, entonces.
Sí. Y también con Kim Weston, que fue una sustitución que conseguimos tres semanas antes de que empezara el festival en una edición que se complicó, la de 2014. Hubo tres cancelaciones y perdimos el dinero de los vuelos. Weston se ajustó a lo que podíamos pagarle y vino encantada, todo le parecía bien y no paraba de sonreir. Después hice unas camisetas de Kim Weston con el Mojo Workin’ y se las envié. Me llamo por teléfono para pedirme más para las amigas de su barrio.
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