La guerra impulsada por el régimen ruso sobre Ucrania continúa, y su impacto económico en la región no da señales de amainar. En España no solo estaríamos viviendo una inflación que supera a la experimentada en varias décadas, sino que además atravesamos uno de los periodos de mayor endeudamiento en la historia del país.
No se trata de un capricho sino de una necesidad, ya que buena parte de la población estaría viéndose obligada a endeudarse para hacer frente a los gastos recurrentes. Es aquí donde entra la figura de los minicréditos, un producto financiero alternativo cuya demanda estaría incrementando de manera significativa.
¿Por qué elegir un minicrédito?
Como su nombre lo indica, los minicréditos son productos financieros de importe “bajo”, con muchos de estos apenas superando el par de miles de euros. En su mayoría, los minicréditos se otorgan por importes cercanos a los 600 euros, siendo una opción ideal para realizar gastos relevantes pero no demasiado altos.
Del mismo modo, los minicréditos tienen un plazo de amortización mucho más corto que el resto, con el promedio siendo de poco más de un mes. En este periodo, el solicitante suele realizar el pago en una sola cuota, evitando la extensión de la deuda y la posibilidad de que los intereses encarezcan demasiado el financiamiento.
Por último, gracias a que no implican un gran riesgo para las entidades, los requisitos de solicitud son menos rigurosos que el de algunas alternativas, siendo usual que solo se necesite de un documento de identidad para acceder a ellos.
Riesgos de los minicréditos
Si bien los minicréditos, debido a su importe bajo, parecen menos riesgosos que los créditos tradicionales, suelen tener condiciones mucho más agresivas para no solo generar rentabilidad a la banca, sino también para otorgar mayores garantías a las entidades prestamistas. Los castigos por impago apropiado también suelen ser más predatorios.
Ya para inicios del 2022, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) reportaba que era posible encontrar minicréditos usurarios cuya tasa anual equivalente (TAE) superaba el 3.000%, una cifra ilegal. En muchos casos, los clientes los contrataban debido al desconocimiento alrededor de estos productos, y a la manipulación informativa de los prestamistas.
La OCU asegura que muchos de las prestamistas que ofrecían estos productos basados en la usura habría sido condenadas en gran parte del país, sin embargo, estos no habrían parado de proliferar a lo largo del último año. Este crecimiento se habría dado a la par del incremento en la demanda de tarjetas ‘Revolving’, otro producto igual de polémico.
Alternativas a los minicréditos
La principal alternativa a los minicréditos son los créditos rápidos, una opción de riesgo similar e importe bajo que suele encontrarse en la mayoría de las entidades bancarias.
También es posible buscar entidades que brinden un primer préstamo gratis sin interés, ya que estos suelen ser más económicos y más laxos en cuanto a requisitos se refiere. Aún así, este tipo de productos es cada vez más escaso, haciendo necesaria una búsqueda profunda para poder encontrar opciones adecuadas.
Los préstamos que no requieren nómina ni aval también son similares, ya que las entidades ofrecen un importe menor con el objetivo de mitigar el riesgo. Al igual que con todas las opciones anteriormente nombradas, sus condiciones suelen ser más predatorias, por lo que no es recomendable acceder a estos sin asesoría profesional.
Los minicréditos son una opción que crece en popularidad en España, sin embargo, es importante estudiar las opciones disponibles y nuestras finanzas a profundidad antes de solicitarlos, ya que una mala decisión puede incrementar e incluso perpetuar nuestra deuda de forma exponencial.
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