El jugador de baloncesto Mikel Motos Cabodevilla (Donostia, 1993) celebrará 10 años en agosto de su llegada a la ACB de la mano del Gipuzkoa Basket. Donostitik habla con él sobre el presente del GBC, sobre la situación del baloncesto gipuzkoano y sobre las infraestructuras deportivas de la ciudad, entre otros asuntos.
La primera pregunta es obligada. ¿Cómo se encuentra el equipo tras la dura derrota ante el Bilbao Basket?
El equipo venía de una buena racha y fue un mazazo. Estamos en muy buena dinámica de entrenamientos y ahí, el parón, nos ha penalizado. Algunos compañeros han tenido que irse con sus selecciones y hemos sido menos para entrenar, pero no es excusa. Bilbao Basket jugó muy bien y nosotros no supimos contrarrestarle con nuestro juego, pero la clasificación dice que estamos todos en un partido y con el paso de los días ya estamos centrados en el partido del sábado.
¿Se puede decir que es la derrota más dolorosa en el peor momento posible?
¡Ni mucho menos! El peor momento sería si no tuviéramos más opciones, y si miramos la clasificación estamos 5 equipos en un solo partido. Estamos muy vivos.
Los rivales directos también perdieron sus respectivos encuentros. No hay mucho tiempo para lamentarse y en estos casos se dice que lo mejor es jugar el próximo partido lo antes posible. Este sábado Fuenlabrada, rival directo. ¿Es una final?
Es un partidazo y vamos a ir a por todas. Después de una derrota como la del pasado sábado tenemos ganas de coger las sensaciones que teníamos antes del partido y más si jugamos contra otro rival directo como Fuenlabrada. Es un partido muy importante.
¿Cómo se vive desde dentro eso de jugar los partidos importantes sin público?, ¿es verdad que ese factor les afecta a todos los equipos por igual?
Es una sensación de jugar en un entrenamiento o amistoso, pero no, no a todos nos afecta lo mismo. Fuenlabrada es el claro ejemplo de un equipo al que le afecta mucho que se juegue sin público. Tienen un pabellón pequeño que se llena y aprietan mucho. Es un pabellón que gana partidos.
Entonces, ¿cómo le afecta al Acunsa GBC jugar sin su público?
A todos nos afecta, pero sinceramente nos afecta más jugar sin el público del Gasca que sin el público de Illunbe. Son dos cosas distintas. El ambiente que se vive en el Gasca no se vive en Illunbe y la instalación deja mucho que desear para que el público pueda apretar. Hay demasiada distancia con el público y es demasiado grande para el número de aficionados que acude a nuestros partidos. Así es muy complicado que se note el factor cancha, pero a los que nos apoyan los echamos mucho de menos, obviamente.
Por diferentes motivos desde la victoria en Badalona el equipo solo ha jugado 3 partidos en más de 40 días. ¿Cómo han llevado esto?, ¿es bueno o es malo tener tanto parón entre partido y partido?
Es un dato que no me lo había planteado y me llama la atención. Se ha juntado la jornada de descanso con otros parones y por eso hemos jugado tan pocos partidos. Nosotros, los jugadores, queremos jugar siempre. Entrenar es algo que hay que hacer para llegar en la mejor forma posible a esos partidos, pero nosotros lo que queremos es jugar partidos.
Aunque el equipo se encontraba en una buena racha, la temporada comenzó muy mal. Ascendieron oficialmente en agosto y un mes más tarde jugaron el primer partido de liga. ¿Cómo vivió Mikel Motos ese verano tan atípico?, ¿tuvo alguna oferta para marcharse?
Al terminar la temporada pasada yo tenía claro que quería quedarme aquí. Creo que ya he hecho mi andadura fuera y tras la temporada pasada tuve la sensación de que algo me llenaba, más allá del conjunto de los jugadores. No es solo jugar para un equipo, es un sentimiento de pertenencia donde conectas con tu afición. A muchos compañeros que he tenido todos estos años les digo que jugar para el Gipuzkoa Basket es diferente porque puedo aparcar la exigencia del campo cuando estoy con mi familia, con mis amigos, con mi perro… Tengo mi vida en Donostia y unido al trato y a la conexión que siento con la afición, si en algún momento hubo ofertas no quise escucharlas. Me siento muy identificado tanto con el club como con nuestra cultura.
Tras pasar por Huesca y Palma, volver a su ciudad y a la ACB ha tenido que ser especial. En LEB Oro fue una pieza importante en la rotación, pero este año no está contando con muchos minutos. ¿Cómo está viviendo su vuelta a la ACB?
En pretemporada me encontraba muy bien, pero he estado 5 meses lesionado y ha sido un tiempo muy largo, he tenido recaídas y no he conseguido continuidad. Al principio fue un calvario para mí y entiendo que también para el fisio, para el preparador físico y para los entrenadores. Esto me ha afectado mentalmente y también para poder entrar en la rotación, pero ahora me encuentro muy bien físicamente y estoy listo para jugar, que es lo más importante. Estoy muy contento conmigo mismo, por cómo he reaccionado ante la lesión y por cómo estoy trabajando día a día. Me gusta trabajar duro y si con el trabajo que estoy haciendo vienen los resultados y puedo aportar al equipo dentro del campo mucho mejor, pero esa decisión no está en mis manos. Estoy muy tranquilo.
De la plantilla que asciende de LEB Oro solo siguen en el equipo los 3 gipuzkoanos y Johnny Dee. En el ascenso de 2017 solo siguieron 3 jugadores. Usted ha jugado en las dos categorías. ¿Tan grande es el paso de la segunda a la primera división en España?
Creo que hay un paso grande. Es verdad que el nivel de LEB Oro ha aumentado mucho, pero sigue habiendo un paso. Aún y todo creo que el salto no es tan grande como para que en un equipo que asciende, los jugadores que han sido importantes en LEB Oro no lo sean también en ACB. Muchos de los jugadores del equipo del año pasado son muy válidos para jugar en la máxima categoría.
En agosto se van a cumplir 10 años de su llegada a la ACB de la mano del Gipuzkoa Basket. ¿En qué ha cambiado Mikel Motos como profesional?
He cambiado mucho. Cuando llegué con 18 años era un niño inmaduro. No eres consciente de lo que significaba ser profesional y lo que repercute en el día a día. No te das cuenta. Sales de fiesta, juegas partidos con tus amigos… como todos los demás. No eres capaz de ver que tú eres diferente, y lo que para tus amigos es normal, para ti no lo debe ser. Al salir de mi zona de confort e irme fuera viví otra realidad muy distinta y fue un camino que me gustó recorrer. Es un proceso de maduración y eso me ha dado la vida. He evolucionado mucho, pero creo que todavía tengo mucho que evolucionar.
Y, ¿como persona?
Después de meditarlo creo que durante este tiempo he tenido la suerte de compartir un trozo de mi vida con personas que me han hecho evolucionar en muchos aspectos (en concreto una) y me he dado cuenta de la importancia que mi familia y mis amigos tienen en mi vida. Pasé tiempo ciego en este aspecto, pero llegó un punto en el que abrí los ojos de alguna manera y entendí que nunca más van a dejar de estar en mi visión vital.
Hay un dato que me llama la atención. Cada año que el GBC desciende a LEB, la temporada siguiente asciende inmediatamente a ACB. ¿Qué importancia tiene el Gasca en eso?, ¿les perjudica tener que jugar en Illunbe en ACB?
Creo sinceramente que Illunbe, tal y como está ahora, nos perjudica. No es una instalación deportiva y al club le cuesta mucho mantenerla. Con la pequeña obra que hicieron al comienzo de esta temporada ha mejorado algo, pero el Gasca es otra cosa. Es bonito jugar en Illunbe, pero el ambiente que se vive en el Gasca no se vive en Illunbe.
Incluso los rivales catalogan Illunbe como un campo “frio”. ¿Cómo lo viven los jugadores desde dentro?
Partimos de la base de que Illunbe no es una instalación deportiva. Calentar el pabellón es difícil y no le sale rentable al club. La realidad es que es muy difícil mantener la temperatura y hace mucho frío. El parqué tampoco está en las mejores condiciones. El balón no bota como debería en muchas zonas. Muchos amigos que juegan en otros equipos siempre me han dicho que no les gusta nada jugar aquí. Por suerte, el Ayuntamiento ha empezado a hacer cambios y esperemos que en los siguientes años los cambios sean más significativos.
Siguiendo con los equipamientos, un tema recurrente en esta ciudad. ¿Qué necesidad ve usted de ofrecer un multiusos a todos los equipos punteros de la ciudad?
Sería un paso adelante en cuanto al deporte donostiarra. No solo por darnos un sitio donde desempeñar nuestro trabajo de la mejor manera posible, sino que un proyecto así te permite liberar espacio para que equipos en categoría formativa tengan más espacio en otros polideportivos para trabajar. En los últimos años hay un ‘overbooking’ en los polideportivos de la ciudad en cuanto a horas de pista y este proyecto me parece vital.
No es algo comparable al cien por cien, pero para ver a la Real viene gente cualquier día de la semana desde distintos pueblos de la provincia. ¿Ayudaría un pabellón en este sentido o hay un problema a la hora de que los aficionados se identifiquen con el proyecto?
Me parece un error compararnos con la Real. El fútbol socialmente tiene otra repercusión que ni el baloncesto ni el balonmano tienen. Lo que sí podemos aprender de clubes como la Real es el buen trabajo que hacen en cuanto a marketing. Eso es lo que les permite que Anoeta se llene. No sé si un pabellón multiusos sería un factor para que acudiera mucha más gente a vernos, pero sí sería un factor que ayudaría a que nos desarrollemos mejor.
En el ámbito personal tiene diferentes proyectos entre manos. El campus 2+1 para jóvenes gipuzkoanos, Landu para profesionales… además esta semana ha lanzado una encuesta para otra idea que tiene en mente. ¿Hay muchas carencias en el baloncesto gipuzkoano?
Siendo profesional he vivido la falta de herramientas que podemos tener los jugadores. Landu responde a una falta de herramientas que he sentido todos los veranos durante mi carrera y he intentado ayudar a todos los jugadores y entrenadores profesionales a desarrollar nuestro talento. En cuanto a los niños lo he hecho simplemente porque me gusta estar rodeado de ellos y enseñarles todo lo que pueda junto a mis compañeros del campus. No creo que haya carencias en los campus formativos que existen en la ciudad, pero nosotros ofrecemos nuestro punto de vista.
Para finalizar, permítame recordarle a los seguidores del Gipuzkoa Basket. Quedan 14 partidos y se encuentran a un partido de los puestos de salvación. ¿Por qué deberían creer en la salvación?
Porque es posible. La clasificación así lo indica y nuestras sensaciones también. En 2 partidos estamos 6 equipos y tenemos que jugar contra ellos. Todos en el equipo estamos convencidos de que se puede y los aficionados tienen que creer junto a nosotros.
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