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«Mi amigo se suicidó y yo no me sentía con derecho a llorar por él»

Inés Woldin ha avanzado mucho en su duelo por suicidio gracias al apoyo de Bidegin, la asociación de duelo de Gipuzkoa, y relata su experiencia para erradicar el tabú

Foto: Santiago Farizano

Cada dos días se suicida una persona en Euskadi. Cuando la donostiarra de origen neoyorquino Inés Matilde Woldin Rezola tenía 19 años, un amigo dos años mayor se suicidó. La noticia supuso para ella un mazazo y el comienzo de un proceso de duelo en el que sigue inmersa, y en el que ha avanzado mucho gracias a la asociación de apoyo al duelo de Gipuzkoa, Bidegin, fundada por Izaskun Andonegi. Woldin afirma que ha vivido lo que se llama «un duelo desautorizado». En el tercer sábado de noviembre se celebra cada año el Día Internacional de los Supervivientes por Suicidio. Un tema tabú que se previene hablando.

Hoy es el día internacional de los Supervivientes por Suicidio.

Así es. En mi caso, superviviente de duelo por suicidio.

¿Cuándo se suicidó tu amigo?

El 31 de enero de 2019. Él tenía entonces 21 años, y yo, 19. Me enteré unos dos meses después. Los primeros dos años después de eso fueron terriblemente intensos, sufrí mucho dolor. Las primeras dos semanas no podía ni dormir, dormía entre una y tres horas cada noche, y despertaba con pesadillas y no podía volver a conciliar el sueño.

¿Cómo conociste la asociación Bidegin?

Tenía muy claro que necesitaba ayuda por la sensación de soledad que sufría. Cuando me enteré de su muerte, la gente no entendía mi dolor, porque no era mi pareja ni mi hermano. Era una persona que yo había conocido por un corto tiempo, pero eso no quita lo que yo sentía por esta persona, el respeto, la amistad y el sufrimiento que me iba a llevar. Estaba completamente sola porque mis padres tampoco lo entendían. Y tú ves a alguien que está desplomándose entera y hablas de esto y es tu primera vez, que pasas un duelo por suicidio, porque no es tampoco algo que la gente quiera vivir. Y empecé a buscar ayuda en internet, grupos de apoyo al duelo, pero al principio buscaba en inglés. Un día busqué en castellano y encontré Bidegin.

¿Cómo se llamaba tu amigo?

Thibault. Empecé a intentar contactar con él, pero no me cogía ni recibía mis mensajes. Y tuve una sensación muy fea, pero me dio tanto miedo buscar su nombre en Internet, por si salía algo que no me gustara, que no lo hice. Así que contacté con otra persona, que al principio no me dijo nada al respecto, y le contacté de nuevo y me lo contó. Yo estaba en ese momento en el cuarto del baño, me miré al espejo y vi de repente un montón de lágrimas, como que toda mi realidad se derritió, como la pintura de El Grito de Munch. Recuerdo empezar a andar y estar a punto de caerme. Busqué su nombre en Google y encontré tres obituarios de las universidades donde él estudiaba. Ya era final de primavera, encontré Bidegin por internet, llamé y estaban de vacaciones, porque necesitan descanso, que conste. Es la asociación de duelo guipuzcoana creada por Izaskun Andonegi, y mi psicóloga en Bidegin ha sido Itxaso Rodríguez. Sin ella, no sé dónde estaría yo ahora. Una muy linda persona. Dejé un audio en el contestador explicando cómo me sentía. No había aprobado segundo de bachiller y yo no estaba bien. Lo dejé y recuerdo la presión de la sociedad entera. Pero si no estás bien, entero, no puedes estudiar.

DSCF9232 - "Mi amigo se suicidó y yo no me sentía con derecho a llorar por él"

¿La gente cuestionaba que tuvieras derecho a pasar un duelo por alguien con quien no tuviste una relación duradera?

Yo fui la primera que tenía dudas al respecto. He tenido un duelo muy intenso que creo que ha sido muy sano porque me he permitido sentir. He tenido esa suerte de permitirme estar muy mal sin tener que fingir que todo estaba bien. El salir de la cama, el tener un cuarto increíblemente desordenado, cómo eso se puede estigmatizar. Sé que la gente no estaba muy a gusto con esa situación pero yo no podía hacer nada ante ello, era imposible. Yo no me podía hacer bien de comer, no desayunaba. Estaba completamente exhausta todo el tiempo, un cansancio físico y mental muy fuerte. Y la gente no te lo permite y no les gusta, no están cómodos con ello y tú tampoco, no quieres  vivir así. Claro que quiero tener un cuarto bonito y estar guapa. Era real porque hablaba de ello de todos modos, yo hablaba de mi sufrimiento, no estaba actuando, pero mi día a día era muy difícil, era imposible hasta hace unos meses.

¿Por qué es tan importante hablar del duelo por suicidio?

Se nos llama supervivientes de duelo por suicidio porque alguien que está en esa situación también está en peligro muchas veces. Y normalmente no se habla de ello. Se esconde, es un tema tabú. Se culpabiliza a la persona que se ha quitado la vida y se culpabiliza a la persona que está pasando un duelo por ello. He llegado a escuchar comentarios que calificaban a mi amigo de débil, egoísta, que lo condenaban por haber dejado a sus padres… Entiendo que una persona que está pasando un duelo tiene derecho a sentir eso, la rabia, el enfado hacia la sociedad… Pero cuando lo escuchas del exterior, de alguien que no lo ha vivido, es jodido porque ya te están dando opiniones sobre un tema que es tan personal y es tan problemático porque estas cosas les puede afectar de una forma muy dañina. Por eso hablar de este tema, como de cualquier problema que tengamos, es lo más sano. El otro día, en un vídeo, dije que cuando tienes un problema dentro de tu cabeza, este es fluido, bastante abstracto, lo intentas coger y se te escurre, como el agua. Y si lo sacas de ti es algo más concreto, porque empiezas a ponerle palabras, a escuchar otras opiniones, se convierte en una plastilina que puedes moldear, y por eso creo que es importante hablar del duelo por suicidio. Porque lo hace real.

¿Y contribuye a la prevención?

Sí, desde luego. Si alguien está pensando en suicidarse es cuando más solo te vas a sentir. En conjunto, eso y un duelo por suicidio, creo que es tan importante que se hable de ello porque da vida, aunque duela, y muchas veces cuando lo sacas duele más, porque al ponerle palabras se te rompe la voz, y te quiebras, y lloras. A saber cuánto he llorado estos dos años, de todos los días dolerme los ojos.

¿Llegaste a conocer a su familia?

Estuve intentando ponerme en contacto con sus padres y no podía, y mi padre me ayudó y al final me pude poner en contacto con su madre, y hablamos solo una vez. Y me sentí muy mal porque me llamó ella y yo no podía hablar, empecé a llorar. Ella era su madre, ¿y yo quién era? Soy una persona que quiso a su hijo con 19 años, y me sentía como si todo el mundo creyera que eso era feo de mí, era como protagonista. Mira, no sé si conoces el síndrome del impostor. Le dije a Itxaso: ¿yo quién soy para hablar de él? Pero sí que soy, porque aunque estuviese en mi vida poco tiempo, yo creé un vínculo con esta persona. Hay gente que te afecta más. Itxaso puso esto en palabras: un duelo desautorizado. En mi caso, se ha notado mucho.

¿Cómo era él?

Humilde. Puro. Creo que es la persona  con la que he notado más paz en mi vida. De poder estar en silencio como si él fuese yo, de alguna forma. Y podía estar con él y notaba como que eso era la realidad, como que eso era vida.

¿Creías que lo preservabas con tu dolor?

No era que quisiera retenerle y preservarle. Mi dolor era porque notaba como que el dolor que yo tenía significaba que él todavía estaba cerca, y cada vez que el dolor se iba apaciguando significaba que me estaba alejando de donde él había dejado su vida. Nunca le he echado la culpa sino que yo sentía tanta culpa como si lo hubiera matado yo. En el primer año, todo el tiempo era el «Si yo hubiera hecho algo…».

¿Cómo te ha ayudado la música?

Cantar es lo que llevo haciendo toda la vida. Me gusta improvisar, me invento en el momento la melodía y la letra, y no me sé canciones de otros. La música en esta época ha sido increíblemente sanadora. Entré en un grupo y el primer día improvisé once canciones de golpe y todas sobre mi dolor. Una de las más dolorosas e intensas se llama Gone, y versa sobre él y sobre mí, en inglés, y dice «Estoy andando sobre la línea recta en una ciudad de soledad». Llevé esa canción a Itxaso y la analizamos y fue una experiencia muy buena y muy fuerte. Hablo sobre muchas cosas. Uso la palabra suicidio. Alguna persona me dice que la letra es demasiado dura. Y no lo veo así.


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