Ay, el verano. Con todas las cosas buenas que tiene y tan poquita chicha musical. Septiembre sigue siendo verano, vale, pero la tierra parece que vuelve girar a su ritmo habitual y la gente deja de dar la brasa subiendo fotos a Instagram de su viaje a Portugal. Con respecto a lo que nos incumbe: vuelven los conciertos en sala (¡bien!), que es donde se pueden degustar con reposo, sin agobios, sin cacheos cefalópodos, donde no te tratan como en una granja porcina de Campofrío y, lo más importante, con una cerveza que no sabe a metal caliente como en la mayoría de festivales veraniegos. Ir al blog
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