«¿Cuántas personas mayores que viven en pueblos no tienen ordenador en sus casas?, ¿cuántas no tienen internet? Ni qué decir de cómo afecta el cierre de sucursales en la vida de los pueblos… No solo a efectos de la economía local. ¿Para cuántas personas ese ratito con la cajera era una oportunidad única de relacionarse, de compartir, de salir de casa?» Quien se expresa así es Juan Carlos Mejía, de Matia Fundazioa, poniendo el acento en un asunto que cobra día a día más actualidad: el de la brecha social que supone en muchos casos la tecnología para las personas mayores.
Además de que Matia Fundazioa ha lanzado la campaña #100FLUENCERS para estrechar los lazos de los mayores con las redes sociales, Mejía se hace eco de la campaña nacional #SoyViejoNoIdiota que denuncia la falta de sensibilidad de las entidades financieras con sus clientes de edades más avanzadas.
«Personas que nacieron en ese ya distante mundo sin pantallas, sin móviles, sin ordenadores, sin internet… Se ven obligadas a lidiar con unas herramientas y un entorno ajeno a su habitual estilo de vida, y en la mayoría de ocasiones, con escaso acompañamiento por parte de quienes las hacen pasar por el aro«, advierten desde Matia Fundazioa.
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