Maite Barron y Laida Etxeberria son dos vecinas que forman parte de Martutene Bizirik, la plataforma nacida este año que está empeñada en lograr para su barrio «los mínimos» de una lista de demandas «siempre pendiente y siempre creciente» que viene de mucho tiempo atrás. En medio de ese «abandono» que denuncian, la vecindad de Martutene se enfrenta al futuro inmediato: la construcción de más viviendas y la urbanización del entorno. Es decir, los vecinos temen que Martutene «crezca y se convierta en un barrio nuevo» pero siga cargando con unos servicios «viejos».
¿Nos recuerdan cómo surgió Martutene Bizirik?
L. E.: La plataforma nació en mayo del 2022 de la mano de familias de la ikastola Arantzazuko Ama. Comenzó a gestarse tras el accidente del coche que se chocó el día 24 de enero contra la valla del colegio. Este accidente sobrecogió a la comunidad porque no era la primera vez y la ikastola y la AMPA se pusieron en contacto con el Ayuntamiento. De hecho la AMPA escribió una carta al Ayuntamiento reclamando medidas de seguridad para proteger a los viandantes y una valla que separe la acera de la carretera. Como cuatro meses después seguíamos en las mismas… ¡decidimos pasar a la acción!
Quisimos aprovechar que venían al barrio representantes de las instituciones para inaugurar el nuevo paseo Sarroeta, paseo inacabado, por cierto. La sorpresa fue que los agentes de la Ertzaintza nos cerraron el paso. Así que nos quedamos en nuestro “limite” e hicimos una concentración pacífica. Pero salimos en los medios, incluso en el teleberri. ‘Martutene bizirik’ ya era real. Después redactamos un documento con las necesidades del barrio y lo enviamos con registro el 23 de junio 2022 a todos los grupos municipales. A día de hoy hemos tenido respuesta de EH Bildu, PP y Elkarrekin Donostia.
M.B: Lo cierto es que de la mano de las necesidades de la escuela vino denunciar todo lo demás: la gasolinera fantasma en medio del barrio, la rotonda provisional sin sentido, las paradas tan deficientes de autobús y tren…
¿Se ha quedado atrás el barrio a causa de esa gran reivindicación que fue la de terminar con las inundaciones?
L.E.: Sin duda el tema de las inundaciones supuso un gran desgaste para Martutene y dejó otras necesidades en segundo plano. Pero también es verdad que a lo largo de esos años se le hicieron propuestas al Consistorio sobre la zona deportiva, el edificio de los Agustinos, la peligrosa curva, el parque cubierto, un edificio para poder agrupar las asociaciones y actividades del barrio… pero todo caía en saco roto.
M.B.: La mejora del entorno del río mejoró sustancialmente el barrio, está más limpio. Sin embargo, las obras del río trajeron consigo otros problemas. De hecho uno de los más graves surgió tras las obras de las inundaciones: la chapuza de la curva. La comunidad de vecinos pidió que rectificaran sin éxito.
¿El Ayuntamiento ha comenzado a responder?
L.E.: Bueno. En el pleno de octubre nos dieron una respuesta puntual, con un contrato menor, que solventa en pequeña medida uno de los puntos reivindicados: la acera de la ikastola del Paseo de Martutene soporta muchísimo tráfico de vehículos. El colegio está rodeada por cuatro carreteras, esto supone un riesgo para el alumnado. Martutene Bizirik solicitaba el ensanchamiento de la acera principal del paseo Martutene, esto no se aceptó por temas técnicos, pero tampoco se planteó por parte del Ayuntamiento poner una barandilla de seguridad.
¿Cómo creen que les va a afectar la urbanización del área de los cuarteles y la construcción de nuevas viviendas en Martutene y en Txomin?
L.E.: Según sabemos solo en el barrio de Martutene existe un plan de incremento de viviendas del 62% por ciento. Y si solo en Martutene vamos a pasar de ser 2.700 habitantes a ser alrededor de 11.000 (poniendo una media de 2,2 o 2.5 personas por vivienda) queremos exigir desde ya más servicios.
M.B.: Exactamente. Sobre todo nos preocupa la situación del ambulatorio. El ambulatorio es pequeño y ni siquiera cumple la normativa de separación del espacio infantil y del adulto. Los niños y los mayores esperan en la misma sala de espera. ¿Cómo va a poder soportar semejante incremento de pacientes?
¿Creen que la atención que han recibido hubiera llegado si no llegan a montar la plataforma?, ¿hay algún otro barrio que os parezca guerrero y les haya inspirado un poco?
M.B.: Tenemos ciertas conexiones con Egia. Aunque haya muchas diferencias, hay proyectos que incluso compartimos como la necesidad de renovación del patio de la ikastola. Nos gusta pensar que Martutene Bizirik ha ayudado a dar más visibilidad al barrio. Además al recibir ayuda de EH Bildu Bildu y Elkarrekin Donostia nuestras peticiones han llegado al Consistorio y esto siempre atrae a los medios. Lo agradecemos.
L.E.: Algo estaremos haciendo bien porque sentimos que nuestra presencia pica en algunos sectores del Ayuntamiento.
M.B.: A partir de ahora nos gustaría ampliar la plataforma e incluir a todo el que quiera participar de forma activa.
¿Recordamos las necesidades del barrio?
L.E. y M.B.: Claro, pero empezando siempre por la escuela: la señalización sigue siendo del todo insuficiente. La peatonalización de la calle Ibaialde (entrada y salida habitual de la ikastola) solo ha supuesto la ampliación de la acera. Ahora tenemos más espacio y mayor visibilidad, pero sigue habiendo que cruzar una carretera. Y solo hay dos pasos de cebra y uno se encharca muchísimo cuando llueve. La curva, que genera un peligro real, sigue estando allí y parece que no hay ninguna intención de cambiar esto.
Pero hay más, claro: la rotonda provisional que se quedó para siempre, la gasolinera abandonada con el tren de lavado, las paradas tercermundistas de Dbus, Villa Oyon (casa abandonada ocupada en numerosas ocasiones que está llena de basura), la vieja estación de Renfe con cruce de vías sin visibilidad… Hay que sumar el paso a nivel suprimido de Barkaiztegi que deja sin acceso a estos vecinos; el edificio de la escuela de los Agustinos… Y un punto nuevo que vamos a meter para 2023: la falta de servicios: zonas deportivas, culturales, y urgencia del nuevo ambulatorio. El viejo ambulatorio de Loiola, situado en Txomin, corresponde a los barrios de Txomin Enea, Martutene y Loiola, sumando un total de 10.800 habitantes que dejan muy pequeña esa infraestructura.
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