El artista donostiarra Martín Sigwald, argentino de origen, traduce el nombre de su exposición «Fuck your moral» como «Tu puta moral». Pero su intención no es ofender, y explica: «Es un reconocimiento a todas las personas que han luchado y luchan con la fragilidad de su cuerpo contra las injusticias con la fuerza de su conciencia y su entrega por amor al prójimo. Una llamada de atención a estos tiempos de globales apariencias donde el cuerpo es la catedral de los traumas».
La muestra se puede ver en la taberna Kaioa del barrio de Atotxa, en Egia, de martes a domingo, durante este mes y el siguiente. Donostitik ha tenido la ocasión de visitarla con el artista y de entrevistar tanto a Martín como a su hermano Germán, autor de los textos que acompañan las imágenes de cuerpos desnudos sobre los que distintas frases reivindican diversas causas.
El conjunto de obras resulta desde luego chocante. «Pensaba que iba a haber más ofendidos. Por el cuadro porno temía más a las feministas que a los católicos», confiesa Martín, quien reivindica: «Si no nos reímos del poder, solo nos queda la violencia. El humor nos salva pero siempre pierde alguien con él», lamenta.
Sigwald expresa su predilección por «los cuerpos menos estéticos y menos canónicos», aunque en la muestra de desnudos abarca todo tipo de físicos. Y advierte: «Las drogas psiquiátricas son el soma que predijo Aldous Huxley en ‘Un mundo feliz'».
El desarrollo tecnológico ha fortalecido enormemente nuestra evolución y desarrollo y ha provocado una pérdida progresiva del contacto físico, con objetos y personas. No hay más que ver a la gente por la calle abstraída en su móvil mientras camina, viaja, espera, come, va al baño… Los problemas filosóficos se resuelven con pastillas y chimpún. La velocidad de lo digital resulta frustrante para la lenta realidad. Muchas veces me gustaría hacer Ctrl+Z (función de deshacer, volver atrás, en el teclado del ordenador), ¿eso es distópico?
¿Por qué cerraste la tienda The Magic Artist en Duque de Mandas?
Por la pandemia, abrimos en el momento justo en el que se detuvo el mundo y perdió todo el sentido.
¿Qué técnica utilizas en Fuck your moral?
En mi trabajo en general utilizo todo tipo de técnica que me acerque a la idea de lo que quiero conseguir en el modelo mental. Algunas técnicas y materiales se me dan mejor que otros pero para conseguir algunas piezas es necesario involucrarse en el proceso de fabricación plenamente.
La Serie FYM está realizada mediante edición gráfica digital, también está previsto trasladar la Serie en formato NFT (de crypto arte) para seguir desarrollándola en distintas combinaciones.
¿De dónde han salido los cuerpos de la reina de Inglaterra o de Carlos y Camila?
¡Son sus propios cuerpos! Tengo acceso a espacios donde puedo recoger estas imágenes de la familia Real Británica. Allah Save The Queen!
¿En qué materiales están impresas?
Para esta exposición imprimimos en papel baryta de 310 gramos con tintas de conservación museo y sobre panel aluminio con tintas UV unos reflejos y juegos de color inagotables.
En una expo anterior más pop mostrabas favorecidos a iconos como Lady Gaga, Ramones o Freddy Mercury. ¿Por qué este giro a la irreverencia?
En realidad en esta ocasión también existen ídolos, aquellos que se liberan y luchan por alguna causa tienen mucho coraje y para mi son héroes totales, a ellos va dedicada la Expo. A los manifestantes tipo FEMEN, Animalistas, Ecologistas, todos los que utilizan el cuerpo como último recurso para exhibir una injusticia.
¿Buscas provocar?
En un mundo tan descontrolado y con un bombardeo de imágenes constante hay que ser un poco brutal para llamar la atención y así poder provocar una reflexión en el espectador. Creo que luego las verdades se deducen solas.
Has usado la bandera del ISIS y mostrado a la Joven de la Perla y la Mona Lisa con niqab. ¿Tuviste problemas por eso?
Nada grave, pero como todo lo que resulta polémico desata las pasiones y algunos comentarios y situaciones un poco salvajes ha habido, de todo un poco.
Algunos cuerpos de la exposición son más canónicos que otros, parte caen en lo grotesco. ¿Qué opinas del culto al cuerpo?
La condición de los cuerpos es muy distinta, sí, pero me gustó apreciar el resultado de cómo al utilizarlos como carteles para las demandas todos se humanizan y se simbiotizan por completo. En la manifestación ya no existen los gordos, lindos, altos, feos, bajos, sólo la voz del cuerpo escrito.
¿La obra de la escena del gang bang te ha traído críticas?
Bueno, es la que más llama la atención. La imagen está sacada de una película porno donde cinco hombres mayores están con una jovencita de cuerpo infantil. El agregado de las bandas policiales de NO PASAR le da un sentido trágico policial, parece un crimen en directo y en realidad son actores profesionales de renombre con una mega estrella del porno. La pregunta aquí es: ¿Quién ha colocado la cinta?
¿Temías más a los adalides de la corrección política o a los conservadores?
No les temo, ambos son absolutamente previsibles.
En los textos de tu hermano Germán se mezclan humor, poesía, romanticismo… ¿Dejas los textos al escritor de la familia? ¿Todo queda en casa?
La afinidad hematotelepática nos facilita el proceso creativo (bromea). Mi hermano conoce mi trabajo, me conoce a mí, y viceversa; a mí me encanta su trabajo. Germán viene de realizar un fotolibro, ‘La Profundidad del Campo Acuático’, con imágenes de Iñaki Elola y traducción al euskera de Kike Amonarriz; yo estaba haciendo esta serie y entre una cosa y otra hicimos la mezcla.
Instagram ha censurado tus obras por los pezones femeninos y los genitales de ambos sexos. ¿El mundo virtual es menos libre?
El mundo de las redes sociales está totalmente censurado. Las plataformas deciden qué vemos en todos los sentidos. Nos conocen más que nosotros mismos, predicen nuestro comportamiento. Ha resultado muy imposible mostrar algunas imágenes en las redes.
Pero luego los menores miran porno.
Eso es, y lo más triste es que es el acceso a la sexualidad. Los niños aprenden de sexo a través de imágenes de una sexualidad machista, sádica, y muy perturbada y que fijará su destino para siempre. Deberíamos ser muy cuidadosos con todo esto y no dejar en manos de las empresas tecnológicas la salud mental de los menores. Habría que regular muchísimo más, como se hizo de algún modo con las casas de apuestas, el tabaco o el alcohol. Luego cuelgas el cuadro del Gang Bang y se escandalizan.
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