Dos centenares de personas se han concentrado hoy en la rampa del Puerto en protesta por el vallado de la misma para la limitación del paso en favor de las actividades portuarias. Los vecinos de la Parte Vieja, que no han estado solos, han leído al final un manifiesto en que achacan la medida a la «privatización» de la rampa.
«El de la rampa es el último capítulo del proceso de privatización y colonización que hemos sufrido en nuestro barrio, tanto en el muelle como en el resto de sus calles», expresa el comunicado en que destacan que a lo largo del año, pero especialmente en verano, las condiciones de vida de los residentes en el barrio «empeoran enormemente».
Una vez más los presentes han insistido en que lo más indignante es que, mientras se les prohíbe la entrada, «la rampa estará abierta para otras actividades: cursos de vela, alquiler de motos acuáticas, paddle surf, piragua, etc. Muchos son negocios privados y han vuelto a primar sobre los intereses públicos», denuncian. Y añaden: «mientras las vecinas no podamos bañarnos en la rampa, veremos subir y bajar a los turistas que hayan pagado tanto por hora. ¿Es éste el modelo de ciudad que garantice el ocio y el uso justo del espacio público?»
En este contexto recuerdan los vecinos que la Parte Vieja-Puerto es objeto de protección legal (Decreto 68/2019 del 16 de abril por el que se califica como Bien Cultural, con la categoría de Conjunto Monumental, la Parte Vieja, y se establece su régimen de protección).
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