Incomodísimo estuvo el Athletic en el primer tiempo con unos txuri urdin que sin llevar a cabo un gran juego no dejaron opción y que antes de que el visitante se diera cuenta, en el minuto 16, ya habían marcado un gol desde las botas de Oyarzabal que terminó de desequilibrar a los vecinos. Hubo más en el primer tiempo: justo antes del descanso Willian José, con un verdadero golazo, marcó el segundo gracias a un balón muerto dentro del área que aprovechó con un pepinazo tremendo. Nada pudo hacer el guardameta. Así que los realistas se fueron al descanso eufóricos y con Anoeta entregada.
No cambió tanto el segundo tiempo aunque mejoró el Athletic después de un periodo tiempo muy flojo. La Real Sociedad siguió más cómoda que el rival pero empeoró su juego y descendió la posesión de balón. Un mal golpe tras un choque de Mikel Oyarzabal generó tensión pero no pasó a mayores y el jugador, muy importante durante todo el encuentro, pudo volver al terreno de juego.
No hubo ocasiones claras para ninguno de los dos equipos hasta que el Athletic metió un gol que le ayudó a entrar en el partido: Raúl García en el minuto 82. Y subió la tensión en Anoeta. Se notaban los nervios en el campo y, cómo no, en la grada. Sin embargo… el marcador no volvió a moverse.
Más de 27.000 espectadores vieron el partido en el nuevo Anoeta. No era para menos. Con sintonía y buenas formas entre las aficiones y con un tiempo verdaderamente intempestivo la tarde de hoy será recordada por los txuri urdin. Una buena inyección de moral en un estadio, el propio, que había dado malos resultados hasta el momento. Y con Iñigo Martínez de visitante, además, un año después de su marcha. Tremenda pitada para Martínez, por cierto. De fondo sonaba el himno de siempre, que ha recuperado su ritmo. Y la afición lo acompañó.
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