(EFE). Varios vecinos, que presenciaron la brutal paliza que 2021 un grupo de personas propinó en Pasaia (Gipuzkoa) a un menor de edad para robarle, identificaron desde sus balcones a los presuntos agresores como miembros de una misma familia de etnia gitana, pero la Policía no logró después que prestaran declaración por el «miedo» que sentían.
Esta circunstancia hace que la principal prueba de cargo contra los trece acusados de esta tentativa de homicidio por el momento se apoye únicamente en el testimonio de la víctima, un joven que declaró el pasado jueves en el juicio que se sigue desde la semana pasada por estos hechos en la Audiencia de Gipuzkoa, día en el que la víctima se lamentó de no haber podido encontrar testigos para la vista por el «miedo» que existe hacia esta familia.
El perjudicado, que tenía 17 años cuando sufrió la paliza, explicó el jueves que incluso él mismo recibió amenazas para que no identificara a varios de los inculpados en la ronda de reconocimiento de este proceso judicial.
Los hechos (por los que once de los procesados se enfrentan a una petición de 14 años de cárcel y los dos restantes a 17), sucedieron sobre las 00.45 horas del 15 de mayo, cuando la víctima regresaba a pie a su domicilio después de que su patinete eléctrico se quedara sin batería, momento en el que, según la versión de la Fiscalía, fue abordado por dos de los inculpados que le pidieron que les entregara el vehículo y su teléfono móvil.
Brutal paliza
La víctima se negó y continuó su camino, pero al llegar al portal de su vivienda se habría topado con el resto de inculpados que, junto a los dos primeros procesados, presuntamente le propinaron una brutal paliza con patadas, puñetazos y «golpes con palos» en distintas partes del cuerpo «con ánimo de acabar con su vida».
Asimismo, el perjudicado habría recibido amenazas de muerte en el contexto de una «espiral de violencia» en la que uno de los encausados habría intentado sin éxito clavarle una navaja y otro supuestamente trató de cortarle el cuello, mientras un tercero le golpeaba con una botella, y una de las mujeres lo hacía con un bastón.
En la cuarta jornada del juicio por estos hechos, celebrada este lunes, ha declarado una docena de agentes, cuatro de ellos policías municipales de Pasaia y ocho ertzainas, que intervinieron en el caso, varios de los cuales han explicado que, cuando llegaron al lugar algunos vecinos identificaron a los presuntos autores de la paliza como miembros de una familia gitana que residía en las proximidades, si bien luego no quisieron declarar por «miedo».
En concreto, dos guardias locales han precisado que nada más llegar vieron a la víctima en medio de un «charco de sangre enorme» con varias heridas cortantes en la cara, la espalda y los brazos, junto a una vecina que había bajado a auxiliarle pero que no había llegado a ver lo sucedido.
No obstante otros vecinos sí señalaron desde sus balcones a los posibles autores de la paliza, al tiempo que empezaron a reprochar a los agentes que no tuvieran «narices» de ir a por ellos y a quejarse de su actuación porque «no se atrevían a hacer nada» al respecto y porque «algún día» podría «pasar algo» grave.
«Se hizo el silencio»
Sin embargo, las protestas cesaron inmediatamente, según ha relatado uno de estos policías, cuando pidió a los vecinos que acudieran a comisaría para declarar. «Entonces se hizo el silencio», ha descrito gráficamente este agente.
Otro de estos policías ha precisado que tampoco pudieron concretar de qué vecinos se trataba porque era de noche y al mirar hacia arriba las luces de las farolas los deslumbraban, con lo que no podían saber si eran los de un piso o los de otro.
Ha recordado no obstante que en un primer momento una mujer sí que se prestó a bajar a la calle para declarar, pero luego desistió porque, según dijo, su marido «no le dejaba».
En esta misma línea, uno de los ertzainas que acudieron al lugar ha detallado que, aunque los vecinos señalaron desde los balcones a los miembros de una familia de etnia gitana como posibles autores de los hechos, cuando llamaron a los porteros automáticos de las casas de estos testigos nadie les abrió la puerta para que pudieran acceder porque «tenían miedo» de dar más información.
Los agentes que han declarado este lunes han señalado también que encontraron al herido «muy asustado» y «en shock», a pesar de lo cual identificó a los miembros de la misma familia como quienes «le habían intentado matar». Han desvelado también que encontraron la empuñadura de un cuchillo a pocos metros del herido y que localizaron dos gotas de sangre en el rellano del piso en el que les dijeron que residía la citada familia. Más información, aquí.
Deja un comentario