«Toca seguir esperando por lo menos hasta febrero a que empiecen a abrir las criptas del Valle de los Caídos y que los operarios lleguen a la quinta planta y al columbario 4.882, que es donde está nuestro tío», explicó Iñigo Jaca para Donostitik. Hace unos días se hizo público que veinte familias vascas han obtenido el certificado de reconocimiento de su derecho a la exhumación en el Valle de los Caídos y una es la de Iñigo Jaca, que lleva tiempo luchando por recuperar los restos de su tío, el miliciano de Zumarraga Antonio Arrizabalaga Ugarte.
Hace unos meses Jaca narró a DonostiTik que resulta «interminable» el trabajo intenso que su familia está llevando a cabo para recuperar los restos de su tío. «Ahora lo vemos más cerca, estamos esperanzados. Valoramos muy positivamente el reconocimiento del derecho a la exhumación porque supone que el Estado reconoce que actuó mal y que durante 40 años no ha hecho justicia. Nunca es tarde».
Como publicó este medio en su momento el miliciano Antonio Arrizabalaga Ugarte falleció por fiebres tifoideas en Zaragoza el 17 de noviembre de 1937 y sus restos fueron enterrados en el Cementerio de Torrero para ser trasladados al Valle de los Caídos el 28 de febrero de 1961. Jaca tiene todo documentado.
El año pasado la familia acudió al Valle de los Caídos en una visita oficial con otros afectados por esta situación. Jaca se quedó impresionado por el buen estado de algunas cajas que incluso conservan las inscripciones con las identificaciones correspondientes. «Es verdad que por una inundación hay otras cajas destrozadas y los restos se mezclaron».
Como ya se ha dicho Antonio Arrizabalaga está localizado en la ficha 16.244 en el Valle de los Caídos (Relación 348, columbario 4.882, cripta derecha 5 piso). Para la identificación de sus restos esta familia cuenta con una baza a favor: una fractura en el fémur que fue atendida en una clínica de Donostia y que puede ayudar.
Si Iñigo Jaca se embarcó en el proyecto de recuperar los restos se debió especialmente a su madre, ahora fallecida, que hasta el último momento de su vida mostró su angustia a lo vivido durante la Guerra Civil. La familia empezó a trabajar con ahínco en 2011.
En esta aventura han estado acompañados por el Ayuntamiento de Zumarraga, que 17 de octubre de 2018 reclamó al Estado español y a Patrimonio Nacional los restos de Antonio para que sean enterrados en el panteón familiar.
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