Quedan tres semanas para que la Real Sociedad ponga rumbo a Sevilla con el objetivo de ganar la Copa del Rey. El 3 de abril el Athletic Club será el rival, el eterno rival, será un derbi en mayúsculas… que habrá que disfrutar desde casa. Un trago que es doblemente amargo para los aficionados más jóvenes.
En Bilbao ya han sacado la Gabarra para someterla a una prueba de flotabilidad. En Donostia los preparativos están siendo por y para los seguidores de la Real. El club ha enviado una carta del capitán, Asier Illarramendi, a todos los socios, y esta semana ha presentado la camiseta especial. Y en las redes las peñas animan una y otra vez a decorar la ciudad, ventanales y comercios, como corresponde.
Una final no se gana todos los años y llegar a una cuesta mucho, nosotr@s lo sabemos bien. Muchas generaciones no saben lo que es llegar a la final otras ya no podran verla. Por eso hacemos un llamamiento a tod@ seguidor txuriurdin (sigue)#AurtenBaiKopara pic.twitter.com/bg2LmluMD1
— Agrupación de Peñas Realaren Lagun Taldeak (@realaren) March 10, 2021
No es para menos. Han pasado más de tres décadas desde que el equipo masculino de la Real ganó su última copa y la pandemia y sus restricciones no deben oscurecer el acontecimiento.
Son muchos los aficionados de la Real los que no han conocido la época dorada del club en los 80. No han vivido el gol en el último minuto de Zamora en El Molinón que valió una liga, el segundo título de Liga ganando el último partido al Athletic en Atotxa, la Supercopa ganada en la prórroga al Real Madrid o la Copa del Rey en Zaragoza, donde Arconada se hizo más grande aún en los penaltis. Se lo habrán contado mil veces, pero ellos no lo han vivido.
Josu Sagardia, de 22 años, recuerda haber soñado desde niño con ver a la Real ganando una copa mientras escuchaba los partidos en la radio del coche. Este joven donostiarra cuenta que tenía comprados el billete de tren a Barcelona y de avión hasta Sevilla: “Nuestra intención era llegar el día de la final, vivirla en directo y hacer noche en Sevilla de cualquier manera para coger el avión de vuelta por la mañana”.
APOYO A LA REAL PARA LA FINAL DE COPA
INICIATIVA PARA LLENAR LOS BALCONES DE DONOSTI DE BANDERAS DE LA REAL
Rt para teñir Gipuzkoa de txuri- urdin pic.twitter.com/nRHMf5x6b5
— Ignacio Astiazaran Iraola (@IgnacioAsti) March 10, 2021
Ines Iraola, de 18 años, lleva ocho como abonada al club y afirma que todavía da más rabia perderse la final cuando es vasca y frente al eterno rival. La joven aficionada se muestra ilusionada, pero muy prudente: “Viviremos la final al máximo, pero en casa”.
Ignacio Astiazarán, de 19 años, desea que las banderas luzcan en los balcones para impulsar al equipo hacia la victoria. Este joven donostiarra recuerda “a la perfección” su primera vivencia junto a su Real: el penalti fallado por Savio frente al Racing que dejaba a la Real con pie y medio en Segunda División. “Este recuerdo hace más especial el partido del 3 de abril”, dice el aficionado.
La Real escribió su historia con letras de Oro en los 80 y desde entonces solo el equipo femenino ha levantado un trofeo de esta magnitud.
Los jóvenes aficionados han vivido otra Real Sociedad. Desde los tres años en el ‘infierno’ de la Segunda División hasta clasificatorias de Champions League. Desde aquella maldita tarde en Mendizorrotza hasta jugar en el Teatro de los Sueños. Ahora llega el momento para que la montaña rusa que han vivido con su equipo llegue hasta su pico más alto. Es su momento. Por eso es tan especial.
Pese al acontecimiento todos saben que el partido será descafeinado porque así es el fútbol de la pandemia. Estadios enormes con las gradas vacías, sin una afición que entone los cánticos como hasta hace un año, suplentes con mascarillas intercalando asientos en un falso banquillo colocado en la grada… Los aficionados ni siquiera podrán juntarse con más de cuatro amigos para ver el partido.
El sábado, 3 de abril, Gipuzkoa entera se vestirá de blanquiazul y se decoraran balcones y comercios para apoyar a su equipo en la final. Sevilla tendrá un color especial, pero Gipuzkoa entera se llenará de nuestros colores. La historia de la Real pasa por Sevilla… y por casa.
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