Altza Apain, que se celebrará del 27 de septiembre al 3 de octubre, es un nuevo capítulo de la iniciativa del programa Donostia Apain de Donostia Kultura que busca poner en valor los barrios de la ciudad a través del arte. En este caso será Altza el barrio beneficiado después de la exitosa experiencia de Loiola.
En esta segunda edición está previsto organizar una semana con las intervenciones artísticas y diversas actividades complementarias que incluyen conferencias y talleres sobre arte urbano.
El concejal de Cultura Jon Insausti ha explicado hoy que si en Loiola se realizó una ardua labor para convencer a las comunidades de vecinos y que cedieran sus muros para que fueran embellecidos, ahora son los propios vecinos quienes comienzan a ofrecer sus espacios particulares.
Varios artistas locales y foráneos de prestigio han mostrado su disposición a participar en los encuentros de Altza si surgen los espacios adecuados para sus trabajos. Entre todos ellos figura incluso representación del propio barrio: el ilustrador Iñaki Martiarena, Mattin.
Desde Donostia Kultura también se ofrecerán murales abiertos para jóvenes grafiteros amateurs.
El programa final se presentará tras el verano, una vez que se hayan comprometido los espacios de trabajo definitivos y las intervenciones artísticas previstas. Mientras tanto, aquellos interesados en recibir más información pueden contactar con el Centro Cultural Casares-Tomasene.
Donostia Apain aspira a adquirir un peso específico en la programación cultural del territorio erigiéndose en una propuesta que prevalezca en el tiempo al adaptarse y reinventarse en cada nueva edición.
Respecto a la experiencia de Loiola, cabe recordar que las obras murales realizadas durante el festival (un mural de Marcos Navarro en Plazaburu kalea y un mosaico de Javier De Riba en Igeltegi Pasabidea) evidenciaron la capacidad del arte para revitalizar un entorno urbano que, como el de Loiola, reclamaba atención.
Si bien el elenco final de artistas participantes fue heterogéneo en su procedencia, todos compartían la vinculación con la ciudad y el barrio.
Desde entonces Loiola ha mostrado gran consenso en el aprecio por las obras que en este momento ya son tanto un motivo de orgullo y seña de identidad.
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