Las organizaciones y personas que participan en el Kijera Gaztetxea de la Parte Vieja donostiarra han presentado alegaciones contra su quizá inminente desalojo, esta mañana en el Ayuntamiento. Pero esa solo es la vía ‘burocrática’ de su lucha: convencidos de que aportan mucho al barrio, y de que solo quieren expulsarlos por no formar parte del sistema, anuncian que no se irán por su pie, y que “desde ya” van a empezar con un encierro de 24 horas en el local.
Así que hoy empieza la «resistencia», anuncian sus portavoces. «Sí, alegamos dentro de sus normas, pero también anunciamos que no nos vamos a ir», porque el barrio necesita al Gaztetxe, aseguran. El viernes, a las 19.00 horas, también han convocado una manifestación que partirá de la plaza de la Constitución, a la que está convocada «toda Euskal Herria» y en defensa de este y otros muchos gaztetxes.
Ocuparon el edificio, situado en la calle Campanario, a principios de septiembre. Y el pasado 26 de diciembre recibieron la visita de la Policía Local, que les anunció que el Ayuntamiento tenía intención de iniciar el procedimiento de desalojo, que podría suceder en cualquier momento. «Supuestamente», el Consistorio «responde a una petición de del Gobierno Vasco», y que ha sido declarada de urgencia, alegando unos supuestos problemas de orden público que ellos desconocen. Eso les dejaba plazos de alegación de cinco días («y en unas fechas poco adecuadas»), pero lo han hecho a tiempo.
«Sobre todo, vamos a alegar la cuestión de los plazos de urgencia», justifican. «Después de que les haya valido tener 12 años vacío un edificio, y sin un proyecto inminente, que ahora se pongan con urgencias tiene que ver con que les pone nerviosos el Gaztetxe», opinan. Y claro, pedirán tanto que se desestimen dichos plazos como que se anule el desalojo en sí. «Creemos que el barrio necesita un gaztetxe, y ellos solo quieren seguir con el edificio vacío para no verse interpelados».
¿Cuándo?
La fecha exacta de la expulsión se desconoce, se podría decir que eso ‘ forma parte del juego’. «Por ley, tienen que responder a las alegaciones» antes de proceder al desalojo. “Pero por ley tienen que hacer muchas cosas y no confiamos mucho en su respeto ni siquiera de su propia legalidad”.
Confirman los portavoces que hay «mucha vidilla» en el Gaztetxe. Por ejemplo, han establecido un haurgune gestionado por los padres, un espacio de ocio educativo e informal para los más pequeños, que es «el único que ha tenido la Parte Vieja», es decir que responde a una «reivindicación histórica del barrio». También disponen de «un taller que puede utilizar cualquiera», una biblioteca, una zona de ocio juvenil, proyectan un rocódromo… Y organizan allí talleres de circo, de jabones, de filosofía, etcétera. «Muchos colectivos que no tienen espacio para reunirse lo han usado», y no solo de la Parte Vieja, destacan.
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