(EFE). El fiscal ha situado este viernes en la figura de los forenses la «clave» del caso de la mujer acusada de matar a una anciana nonagenaria a la que cuidaba en un domicilio de Zumaia (Gipuzkoa) y que será juzgada a partir de la próxima semana por un tribunal del jurado en la Audiencia Provincial.
Por su parte, la defensa ha mantenido que la actuación de la cuidadora «nada tuvo que ver» con la muerte de la anciana, a la que, según ha explicado, únicamente practicó «maniobras de reanimación» cuando la encontró sin vida en una habitación de la vivienda.
El fiscal y el abogado defensor han hecho hoy estas reflexiones en el trámite de alegaciones ante el jurado previo al comienzo de las sesiones del juicio oral propiamente dicho, que arrancarán el lunes.
La acusada de la muerte de esta anciana, cuyo fallecimiento inicialmente se pensó que podría haber sido accidental, se enfrenta a una petición de 22 años de cárcel por parte de la Fiscalía, que se basa en las revelaciones proporcionadas por la autopsia para acusarla de asesinato.
Según el escrito de acusación provisional del Ministerio Público, al que ha tenido acceso EFE, los hechos se produjeron pasadas las 23.00 horas del 21 de noviembre de 2020, cuando la inculpada y que por entonces tenía 31 años, se encontraba a solas en la vivienda con la víctima y, «por motivos no esclarecidos», presuntamente decidió «poner fin» a su vida.
Asfixia por sofocación
De esta manera, presuntamente le tapó la boca y la nariz «con algún objeto irregular» que le impidió respirar y ocasionó a la víctima una «insuficiencia cardiorrespiratoria aguda» y una «anoxia encefálica» debida a una «asfixia por sofocación».
Para cometer estos hechos, la procesada se habría aprovechado de su «superioridad física», dado que la víctima tenía 91 años, tan sólo pesaba 50 kilos y, entre otras enfermedades, padecía «demencia» con «un grado de dependencia grave». Unas circunstancias en las que la acusada era «consciente» de que la anciana «no podía defenderse».
El documento de la Fiscalía recuerda que en un primer momento se planteó que el fallecimiento de la mujer podría ser resultado de un accidente, en el que la víctima se habría golpeado ella misma «de forma repetida» contra las barras de sujeción de la cama», ya que «presentaba múltiples lesiones craneofaciales, así como fracturas óseas».
De esta manera, «no se solicitó una valoración inmediata» de su muerte e «incluso» tuvo lugar una «manipulación» y «limpieza» de la «escena» por parte de la acusada antes de la llegada de los servicios de emergencia, lo que también limitó y dificultó la «interpretación» de los «posibles indicios» existentes en el lugar.
A pesar de todo ello, la autopsia determinó finalmente que la víctima «difícilmente» podría haberse causado «ella sola» las lesiones, aunque también constató la existencia en el cadáver de diversas lesiones «compatibles con un mecanismo de asfixia por sofocación».
Forenses clave
Por este motivo, en la sesión del juicio celebrada este viernes, el fiscal ha considerado que, llegado el momento, la declaración de los forenses resultará, junto a otros «datos objetivos», «clave» en este juicio.
Ha recordado, en este sentido, que al limpiar el lugar en el que se produjo el fallecimiento, la encausada «manipuló la escena de los hechos» en un contexto de muerte en el que cualquier persona sabe que es preciso «no tocar nada».
Tras recalcar que el caso responde a un fallecimiento «con intención de matar», el fiscal ha opinado que el hecho de que el hijo y la hija de la fallecida estén «indignados» con que se acuse a la cuidadora de esta muerte responde a una causa «emocional» y a la «percepción subjetiva» que, a su juicio, tienen por «conocerla» con anterioridad y el «trato excelente» que anteriormente la inculpada había tenido con la anciana.
La defensa, por su parte, ha insistido en que el «único fin» de la acusada cuando encontró a la anciana fue la de practicarle «maniobras de reanimación» y «evitar» su fallecimiento, ya que desde años atrás la había cuidado con «amor y cariño».
Ha insistido además en que la procesada es, junto a los hijos de la anciana, la «más perjudicada» por esta muerte con la que «no tenía nada que ganar», al tiempo que ha recordado que la nonagenaria estaba ya en situación «terminal» ya que poco antes los doctores habían propuesto a la familia la posibilidad de sedarla.
Ha desvelado también que su fallecimiento se encontraba cercano y «era cuestión de horas o días». «¿Qué necesidad había de matarla?», se ha preguntado el defensor, antes de recordar que la hija de la anciana había retrasado un viaje a Argentina, ante la proximidad del fatal desenlace. Está previsto que el juicio se reanude el próximo lunes con la declaración de la inculpada y los primeros testigos.
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