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Tribunales

Los celos, detrás del crimen del monte Andatza por el que la Fiscalía pide 15 años

Además de un hombre en la causa también están imputadas dos mujeres, una de ellas la exnovia del fallecido

Audiencia provincial. Foto: Santiago Farizano

(EFE). Los celos aparecen, según la Fiscalía, en el origen del presunto asesinato del hombre que fue encontrado en febrero de 2022 en el monte Andatza de Usurbil, maniatado y con el cuello cortado, y por cuya muerte el Ministerio Público pide 15 años de cárcel para el principal acusado.

Además de este hombre, en la causa también están imputadas dos mujeres, una de ellas -exnovia del fallecido y compañera sentimental del presunto asesino cuando sucedieron los hechos- se enfrenta a una petición de tres años de cárcel como cómplice, mientras que para la otra la Fiscalía demanda dos años de prisión como encubridora.

El escrito de acusación provisional, al que ha tenido acceso EFE, retrotrae el inicio del incidente al 20 de enero de 2022, cuando la víctima quedó en libertad en la prisión de Zaballa, adonde acudieron a buscarle tanto el presunto asesino como su exnovia, quienes en aquel momento mantenían una relación sentimental.

Un domicilio de Hernani

Los tres fueron luego en coche a un domicilio de Hernani en el que la pareja residía junto a la tercera acusada.

El documento aclara que, desde que fue puesta en libertad, la víctima había comenzado a «insinuarse» a su exnovia con la intención de «reiniciar» su relación, algo que en varias ocasiones «fue presenciado» por el acusado.

Aunque aquella primera jornada el ahora fallecido pernoctó en la vivienda de Hernani, los dos días siguientes alquiló una habitación en un hotel de San Sebastián, donde fue visitado en dos ocasiones por su exnovia.

El texto del Ministerio Público concreta que, ya el 24 de enero, el procesado recogió en San Sebastián a la víctima y la volvió a llevar en coche al domicilio de Hernani, donde este hombre «volvió a insinuarse» a la chica en la terraza de la vivienda, lo que desencadenó una discusión entre los dos varones que comenzaron a pelearse, sin que la mujer que intentó mediar pudiera evitar la agresión.

Un hacha pequeña

En medio de la reyerta, el ahora fallecido cogió un hacha pequeña, pero el otro hombre se la quitó, aunque en el forcejeó la víctima cayó al suelo «ocasionando un fuerte ruido» y su oponente se puso sobre él para presuntamente golpearle y rodearle el cuello con el brazo hasta que perdió el conocimiento.

No obstante, el perjudicado, que comenzó a «sangrar abundantemente de la nariz y la boca», «se encontraba aún con vida» cuando el encausado le colocó unas bridas en las manos y en los pies con la ayuda de la mujer quien, según detalla el escrito del Fiscal, se vio «obligada» a hacerlo porque conocía el «carácter» de su novio.

Seguidamente, también le habría ayudado a subir al hombre desmallado a una carretilla en la que lo transportaron hasta una furgoneta donde lo introdujeron en la parte trasera.

Atemorizada

Mientras tanto, ambos presuntamente ordenaron a la otra mujer, que también estaba en la casa «completamente atemorizada», que limpiara la sangre que había en la terraza, bajo la amenaza de involucrarla en lo sucedido.

A continuación la pareja se dirigió a Usurbil, aunque en el trayecto la víctima logró incorporarse en varias oportunidades, en una de las cuales agarró del cuello al presunto asesino, quien le golpeó con un alicate.

De esta manera, finalmente llegaron a un paraje del monte Andatza en el que el procesado sacó del vehículo a su oponente «todavía vivo», ordenó a la chica que permaneciera allí, y presuntamente «arrastró» al perjudicado hasta el fondo de una pendiente donde supuestamente «le seccionó la garganta con un cúter» con ánimo de «acabar con la vida» del otro hombre, quien murió desangrado.

Consumo de tóxicos

Al regresar a la vivienda de Hernani, el imputado dijo a la otra mujer que había dejado a la víctima «en el caserío de unos amigos».

La Fiscalía explica en su documento que los dos principales inculpados padecen un trastorno por consumo de heroína, mientras que en caso el de la tercera mujer reconoce un trastorno por consumo de tóxicos.

El Ministerio Público aplica a la exnovia de la víctima las atenuantes de drogadicción y de haber actuado bajo un miedo insuperable, mientras que a la segunda mujer le reconoce la eximente incompleta de miedo insuperabale. Por su parte, al principal acusado le aplica la atenuante de drogadicción.

Un tribunal del jurado será el encargado de enjuiciar estos hechos, que serán juzgados en la Audiencia de Gipuzkoa. 


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