Con su banda de rock y armado con poemas de grandes escritores contemporáneos cerrará Loquillo su gira ’30 años de transgresiones’ el 2 de noviembre en el Kursaal. «Hoy en día es difícil ver un espectáculo de poesía contemporánea», contaba esta mañana en Donostia. «Quedamos menos», ha añadido el cantante, para quien es «un lujo» subir al escenario de la mano de autores tan distintos como Jacques Brel o Bernando Atxaga. «Volver a la poesía me ayuda a oxigenarme y a decir lo que pienso. Y decir lo que se piensa es un deporte de alto riesgo».
A lo largo de estos 30 años con cierta frecuencia Loquillo ha aparcado al popular roquero y ha sacado a pasear a este otro personaje, también muy suyo, que se propuso en los inicios recuperar la tradición de los poetas provenzales poniendo música a los textos. «Ser mediático ayuda a financiar proyectos alternativos», reconocía esta mañana, presumiendo de que nunca ha recibido una subvención.
Sobradamente inspirado sube al escenario con la obra de Luis Alberto de Cuenca, Martínez Mesanza, Mario Benedetti, Luis Eduardo Aute… en los inicios lo hacía con aire «más de cantautor», después en un tono más jazzístico y ahora, ya, con su banda de rock fundiendo ambos personajes.
Ha reconocido que son dos públicos los que acuden a escuchar a uno u otro Loquillo, pero con todo no cree que la poesía esté en crisis. «Hay grandes poetas en la red», y ha defendido que «la poesía es lo más cercano a la ecología de la literatura«.
En esta tesitura este artista, que cuenta orgulloso que llenó el Palau de la Música con un disco de poesía, también afirma que «si tuviera más poder económico, más cosas haría». «Produciría más obras de teatro, más documentales…» Y se reafirma como una ‘rara avis’. «Cuando tuve éxito masivo empecé con la poesía contemporánea. Cuando iba a ser el emblema de una generación produje documentales sobre la guerra civil española. Ahora tengo 63 años y no me quejo».
Sin síndrome de Peter Pan
Con 47 años de carrera a sus espaldas, Loquillo hace balance sin ningún vértigo. «En el rock abunda el síndrome de Peter Pan, pero a mí me gusta cumplir años y afrontar proyectos difíciles».
Esta mañana recordaba que comenzó su carrera en un cabaret de las Ramblas, a 220 pasos del Liceo de Barcelona. «He tardado 47 años de pasar de un cabaret al Liceo», ha ilustrado.
Crítico con lo que considera un retroceso cultural de las instituciones españolas, ha reflexionado que «no puede ser que haya un ministerio de cinematografía, no de cultura. Como músicos esperamos aún la Ley de mecenazgo, y el Estatuto del creador no se ha desarrollado. Somos trabajadores y para los que no vivimos de subvenciones esto fundamental. Hay que proteger la cultura».
Cuestionado sobre la heterogeneidad de los proyectos que ha llevado a cabo a lo largo de estos 47 años ha reconocido que, si hubo un momento malo en su carrera, fue cuando grabó ‘Los ojos vendados’ sobre torturas en España con Amnistía Internacional. «Lo pasé muy mal porque además era joven. Fue terrible. Estuvo a punto de costarme mi carrera. Lo demás forma parte del personaje, si no me meto en líos no hay nada y eso lo asumo. Si no hubiera hecho ‘Mujeres en pie de guerra’ no habría dejado los trogloditas a los dos años y ahora estaría en festivales ochenteros. Y no hay nada peor que ser el grupo tributo de ti mismo». Entradas, aquí
Deja un comentario