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Lecturas para un futuro pasado

Libros para tiempos de pandemia

Colaboración de Adolfo López Chocarro  (Librería Zubieta). Lo he buscado. Teclea en Google “Kit de supervivencia para apocalipsis”, y por

Ilustración de Luis Scafati para ‘La peste escarlata’, libro editado por El zorro rojo.

Colaboración de Adolfo López Chocarro  (Librería Zubieta).

Lo he buscado. Teclea en Google “Kit de supervivencia para apocalipsis”, y por un módico precio y portes gratis, te enviarán una bonita caja de metal, que incluye una brújula, un silbato metálico, una linterna, un encendedor, una sierra de cable y una tarjeta multiherramienta. Una oferta especial “Crisis del coronavirus”, con entrega “sin contacto”, y ala, “¡Disfruta de tus regalos en familia!”. Me encanta, sí, pero lo siento, es incompleto.

Vale, hasta hace unas semanas, nadie se esperaba que nuestro “fin de los tiempos” iba a ser quedarse en casa, en nuestro sofá, con la despensa llena, y todo el tiempo del mundo. Así que, queridos fabricante de pack de supervivencia, modifiquen sus contenidos, e incluyan la mejor compañía posible y el peor enemigo del aburrimiento y la desinformación: los libros.

Pero ¿qué podemos incluir, dentro de un “Kit básico de libros de superviviencia sobre o para una pandemia global”? Hagan sitio en su cajita de 10 x 7 cms., porque la lista a elegir es muy larga, y aquí, a lo más que vamos a llegar, es a hacer un breve menú de sugerencias de libros para un futuro pasado, y leído, porque sí, los futuros ya han sido (d)escritos.

Podemos empezar por los clásicos de temática catastrofista, o distópica -futuros postapocalípticos o más bien negros-, ya que, seguramente, muchos de estos títulos los tienen durmiendo entre las baldas de sus hogares. Es hora de rescatarlos. En todos ellos, con una gran carga filosófica y política de fondo, tenemos derivas claras de control, miedo, y dictaduras de seguridad y felicidad “cueste lo que cueste”.

Para iniciarse, que mejor que la gran triada esencial: la perfecta “1984”, de George Orwell, un futuro de sociedades atemorizadas y controladas por un Gran Hermano y su policía del pensamiento; o la deriva dictatorial de “Farenheit 451” de Ray Bradbury, con un EE.UU. donde los libros están prohibidos, y son quemados por brigadas de bomberos, y la historia de la rebelión, donde los resistentes memorizan libros frente a la censura; y que decir del terrible futuro ideado por Aldous Huxley, un mundo de obligatoria felicidad sintética y programación genética, su
famoso “Un mundo feliz”, que en estos tiempos nos parece tan cercano.

Pero podemos elegir mirar hacia atrás, clásicos que recrean momentos de epidemias pasadas. Nos sorprenderá ver la cantidad de escritores que han tratado el tema de las pandemias, jugando con la famosa danza de la muerte, la democratización que supone la enfermedad, lo caprichoso del azar y la incomprensión de la fragilidad humana, y a la vez, sus ejemplos de fortaleza y valentía.

Es un tema que ya era protagonista para el primer historiador, Tucídides, en la Grecia clásica, aquella Atenas de Pericles, o en la Tebas de Sófocles, en “Edipo Rey”, asoladas por la peste. O en el gran clásico medieval, el “Decamerón” de Bocaccio, la historia de un encierro de mujeres y hombres a las afueras de una Florencia asolada por la gran peste bubónica del siglo XIV, y que combina perfectamente lo moral con lo lúdico y sexual. Vivir pese a todo.

La historia se va llenando de crónicas y descripciones, como la de Daniel Defoe -autor de “Robinson Crusoe”, otra historia de confinamiento-, que se convierte en cronista de la gran peste que asoló el Londres de mediados del siglo XVII en su “Diario del año de la peste”, y de la que no hay como leer la nota de la edición española -a cargo de editorial Impedimenta- para ver que todo ya fue:
“[…] con precisión de cirujano, se convierte en testigo de los comportamientos humanos más heroicos pero también de los más mezquinos: siervos que cuidan abnegadamente de sus amos, padres que abandonan a sus hijos infectados, casas tapiadas con los enfermos dentro, ricos huyendo a sus casas de campo y extendiendo la epidemia allende las murallas de la ciudad”.

Lecciones necesarias, que puede verse relatadas de mil formas, incluso como género de terror, como así lo hizo Edgard Allan Poe en su “La máscara de la muerte roja”, de 1848, llevándonos a un castillo donde una serie de aristócratas se refugian, aislados y dados al placer y sus vicios, creyéndose libres de caer en la muerte roja -una variante de la peste-, y que no hará sino demostrar como la muerte no entiende de clases sociales o riquezas. Misterio y burla moral.

Basado en esta obra, el gran Jack London escribiría en 1910 su relato “La peste escarlata”, inaugurando de modo oficial el relato postapocaliptico del siglo XX, llevando al extremo la descripción de la fragilidad de nuestra civilización. Situado en el año 2073, sesenta años después de una epidemia que ha arrasado el planeta -una muerte en minutos, y dejando cadáveres de color escarlata-, nos narra la historia de un solitario superviviente, que busca en California restos de una sociedad que sigue arrastrando los males endémicos del salvajismo en una naturaleza implacable. Soledad y derrota sin concesiones. Preciosa la edición española, con ilustraciones de Luis Scafati, en Libros del Zorro Rojo, por cierto.

A libros como estos se sumarían otros, como el gran clásico italiano de Alessandro Manzoni, “Los novios”, de 1827, donde una historia de amor y la plaga de peste en Milán de 1630 será escenario para una gran crítica social, mostrando la desconfianza y odio/miedo mutuo entre la clase política y el pueblo, que lleva a una inacción mortal.

Topamos ahora con el primer Premio Nobel que tendrá como trasfondo las enfermedades que asolan Europa, el titánico Thomas Mann, que en 1924 publicará “La montaña mágica”, donde tendremos el gran fresco intelectual de la época: conversaciones en un balneario donde los protagonistas son tratados de tuberculosis -la llamada “peste blanca”-. Obra para lectores exigentes, y que se da la mano con su otra obra fundamental, “Muerte en Venecia”, de 1912, una ciudad en plena epidemia de cólera, y que confronta tan bien el ambiente veraniego y elegante, con las pasiones prohibidas de un viejo escritor con un atractivo turista polaco.

Aquí llegamos a otro de los hitos, y en estos días superventas a nivel mundial, de nuevo un Premio Nobel de literatura, la maravillosa “La peste”, del escritor y filósofo existencialista francés, Albert Camus. Escrita en 1947, y posiblemente basada en una epidemia en Oran en 1849, sirve al escritor para plasmar el vacío existencial, la fragilidad de los humano frente a la enfermedad y el poder, plasmado en la labor humanitaria de dos doctores frente a la catástrofe y las distintas reacciones humanas, que van de la solidaridad a lo cruel. Símbolo de la resistencia frente a lo descarnado, desde los grandes valores.

Tercer Premio Nobel en lista, el colombiano Gabriel García Márquez y su “El amor en tiempos del cólera”, de 1985, un precioso juego de pasiones imposibles en tiempos convulsos -amar en tiempos revueltos, vamos-, donde el escritor hace un homenaje a la historia de amor de sus propios padres, y donde la pandemia ofrece el escenario perfecto para el triunfo (o no) del amor.

Imprescindible la obra del portugués José Saramago, “Ensayo sobre la ceguera”, de 1995, nuevo Premio Nobel, y nueva parábola donde la enfermedad -en este caso “la ceguera blanca”- sirve para confrontarnos con sociedades ciegas de sí mismas, llevadas ante el abismo y su propia destrucción, con personajes anónimos y egoístas, y narrado por la única persona libre de la enfermedad, la mujer de un médico, cronista y líder de una sociedad, como dice su propio autor, “podrida y desencajada”. Lucidez perfecta para sacar conclusiones en momentos claves como los que vivimos estos días.

Por último, “La carretera”, de Cormac McCarthy. No puede faltar aquí la gran obra del escritor norteamericano, que le valió el Premio Pulitzer, y que no trata en si mismo el tema de la pandemia, como de la epopeya de un padre y su hijo para sobrevivir en un mundo devastado por una guerra nuclear, buscando un sentido y una salida a un mundo completamente arruinado en la barbarie. Un increíble espejo de nuestra propia ruina.

Sí, quizás son ya demasiados clásicos, y hay muchas otras obras a rebuscar en sus bibliotecas personales, algo más sencillas, puro ocio del bueno, y que en la mayoría de los casos se han hecho famosas por sus adaptaciones cinematográficas. Apuntemos algunas:
“Apocalipsis”, de Stephen King: como podría faltar el genio de la ciencia ficción en un listado de libros sobre el terror. En este caso un virus gripal, creado en un laboratorio como arma biológica, dará pie a una alocada trama de sueños compartidos que reunirá a los protagonistas para acabar con un psicópata obsesionado con el fin definitivo de la humanidad, gracias a su arsenal nuclear. Tela.
“En el blanco”, de Ken Follett: otro imprescindible del best-seller, en un thiller absorbente que transcurre en una gran tormenta de nieve, un robo en una empresa farmacéutica de vacunas contra virus mortales, y la imposible huida y caza entre los misteriosos ladrones y el dueño de la empresa. Puro Follet.
• Un clásico de la ciencia ficción y las pandemias, el mítico “Soy leyenda”, de Richard Matheson: una guerra bacteriológica, un virus que transforma a los muertos en vampiros, un superviviente solitario, Robert Neville, que lucha por conseguir una cura, hasta que un día encuentra a una superviviente en plena calle, con una historia de amor con sorpresa… Imprescindible.
• Y si vampiros, como olvidarnos de los zombis, así que apuntamos la famosa “Guerra mundial Z. Una historia oral de la guerra zombi”, de Max Brooks: a través de una serie de entrevistas realizadas por el narrador, un agente de la Comisión de Posguerra de las Naciones Unidas, posterior a la victoria frente a la guerra que ha asolado el mundo por la epidemia de un virus zombi, la historia tiene un trasfondo de crítica socio-política de la corrupción política, el egoísmo de los gobiernos y la inhumanidad frente al miedo.

¿Ya tienes todos esos libros en tus manos? ¿Pero que quieres algo más, más “científico”? ¿Y los niños? ¿Y hay cómics? Sí, sí, la lista es infinita, así que os dejo sugerencias por secciones.
Ensayos víricos básicos, con comentario editorial:
“Virus. Ni vivos ni muertos”, de José Antonio López Guerrero, editorial Almuzara: el profesor titular de Microbiología de la Universidad Autónoma de Madrid, y director del Departamento de Cultura Científica del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, intentará responder a grandes cuestiones sobre estos seres: “¿Son los virus el eslabón perdido entre el mundo inerte y los seres vivos? ¿Cuál es su origen? ¿Cómo se descubrieron? ¿Qué estrategias siguen para perpetuarse? ¿Son todos los virus seres deleznables? ¿Han influido en la evolución del ser humano, de animales o de plantas? ¿Se relacionan de alguna forma con las bacterias? ¿Cuánto tiempo y en qué condiciones son capaces de «sobrevivir»?”
– Algo más visual y amplio, el “Atlas de epidemias. Enfermedades mortales y contagiosas desde la peste hasta el virus del Zika”, de Sandra Hempel, editorial Ilu Books: “Este libro ofrece una visión general de la propagación de epidemias a lo largo de la historia, desde la peste que devastó Europa en el siglo XIV y los
brotes mortales de cólera en el siglo XIX hasta la epidemia de SIDA de los años 80, el virus del Ébola que se extendió desde África y la desastrosa propagación del zika en Brasil.”
– Destaco el curiosos ensayo “El mosquito. La historia de la lucha de la humanidad contra su depredador más letal”, de Timothy Winegard, editorial Ediciones B: “La guerra contra el mosquito es la historia de nuestro mundo. A través de los tiempos, desde nuestra evolución como homínidos en África hasta el presente, hemos estado atrapados en una lucha a vida o muerte contra el mosquito. […] Transformó impunemente la historia a través de numerosas enfermedades, y hoy sigue siendo el mayor destructor de mundos y el primer y más distinguido asesino global de la humanidad”.

Y libros para los más pequeños, intentando compartir con ellos algo tan complejo:
“Virus”, de Jaume Copons Ramon, editorial Combel, que arranca con un mensaje para los más pequeños: “¡Eh, hola! Soy Agus Pianola, el mejor amigo del Sr. Flat y su banda de monstruos. Juntos leemos, cantamos, reímos…, pero sobre todo luchamos contra el mal del Dr. Brot y su ayudante Nap”.
“El libro de las bacterias. Feos gérmenes, virus malos y hongos chungos”, editorial DK: El científico Seve Mould revela hechos divertidos e interesantes sobre bacterias, virus y otros gérmenes y microbios, seres imprescindibles para la vida, aunque muchas veces puedan ser dañinos.

Que lo tuyo es el cómic, no te preocupes, tienes donde hincarle el diente al tema vírico, porque desde los personajes de Marvel o DC, pasando por personajes de nuestra infancia, como Mortadelo y Filemón o Superlópez, han tocado el tema de las pandemias víricas.
De entrada os dejamos la fantástica exposición on-line “Virus y epidemias en el cómic”, comisariada por Manuel Barrero para el portal www.tebeosfera.com, con un recorrido cronológico y visual:
https://www.tebeosfera.com/exposiciones/virus_y_epidemia s_en_el_comic.html.

Títulos que no podéis dejar pasar:
“The walking dead”, del guionista Robert Kirkman, publicado por Planeta DeAgostini Comics: Integral del famoso apocalipsis zombi, archiconocida hoy por su adaptación en serie.
“Green Class”, del guionista francés Jérôme Hamon, y el dibujante David Tako, editado por Letrablanka: partiendo de una clásica epidemia zombi, nos narra la historia de un grupo de adolescentes canadienses que se encuentran de vacaciones en Luisiana, y se topan con la epidemia. Un cómic sobre el miedo, y en el que no faltan asuntos como la inmigración, el racismo, el egoísmo, la falta de solidaridad, o los enfrentamientos generacionales. – “Solo. Los supervivientes del caos”, de Óscar Martín, editorial Panini: integral de una de las obras maestras del autor barcelonés, narrando la vida en una tierra que ha cambiado por completo, y donde vivir en ella es duro como el hierro y corrosivo como el óxido. Después de las bombas, los virus, la química, la tragedia y el sinsentido, casi todo desapareció, y sólo queda sobrevivir.

Pues con esto terminamos este recorrido literario para hacer frente a las horas de este confinamiento solidario, y que esperamos que sirva, además de para ocupar vuestro tiempo libre, para que, cuando volvamos a la normalidad, nos haga, además de un poco más instruidos, un poco más sensibles y responsables, conscientes de cada pequeño cambio y compromiso con nuestro entorno, nuestro mundo.

Por ello, si no tienes todos estos libros en tu casa, no dudes en dejarlo en tu “lista de deseos”, o en la cesta de pedidos de todas esas librerías de tu barrio, de tu ciudad, una red de comercios locales de proximidad, que hacen de tu entorno algo mejor y cercano, y que necesitarán de tu apoyo activo en los próximos meses. Que esto sea una verdadera oportunidad. Felices lecturas.


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