Abdullah Ibrahim es uno de los señores del jazz y con él comenzó ayer a despedirseel 52º Jazzaldia desde la plaza de la Trinidad, donde fueron pocas todas las reverencias que se le hicieron a este compositor sudafricano, pianista y cantante apadrinado en los 60 por Duke Ellington. El trompetista Terence Blanchard, que actuaba con él, no le fue a la zaga y el espectáculo musical y técnico voló muy alto.
Después subió al mismo escenario otro portento, Gregory Porter, bastante más joven que Ibrahim pero con el que comparte la representación del mejor jazz y el mejor soul. En su caso haciendo gala de una voz magnífica que parece no encontrar dificultades nunca.
La Trini, en fin, vivió con estos mitos del jazz uno de los momentos mágicos del festival cuando la despedida ya podía olerse. Una fiesta para quienes tenían sus entradas bien guardadas desde hace tiempo.
Un par de horas antes en el Kursaal la propuesta era bien distinta, pero también muy potente. Bryan Ferry, el mismo Bryan Ferry que en los 70 encabezaba Roxy Music y en los 80 se envolvió en un halo de gentleman británico, se subió al escenario para llenarlo de elegancia y grandes canciones.
El de ‘Avalon’ y ‘Slave to love’, entre otros himnos, se encontró con un público entregado y puso ese granito de glamour que marca la diferencia y en su caso marca toda una carrera. Bryan Ferry sigue en activo, desde luego. Y en el Jazzaldia fue muy bien recibido.
Los grupos de casa también tuvieron una jornada intensa. Flan de Mono, desde luego, encaja en este festival de manera natural, ya que el sexteto está centrado profundamente en el jazz. Y mientras Didier Datcharry Trio calentaba el ambiente a base de jazz y swing en la Terraza Heineken otros vascos, aunque liderados por un británico, Charlie and the Colours, viajaban más hacia el pop y el folk en el Espacio Coca Cola.
A todos ellos les pisaban los talones la Reunión Big Band en el Espacio Frigo, un grupo multitudinario con alumnos de Musikene llegados desde distintos puntos del mapa y con mucha energía. Jazz, swing, colorido y marcha. Y también esperaba su turno La prima Janis con Arantxa Ojeta y los suyos, tan brillantes al trasladar a los presentes a una época y a una voz que parecía difícil de igualar hasta escuchar a Arantxa.
Marcelo Escrich-Silent Trio, formado por profesores del Conservatorio de Navarra, cerró la presencia local en un festival que ha contado con una treintena de grupos de la tierra con franco buen nivel.
Claro que ha habido más en el último día de este encuentro que deja resaca, como siempre ocurre con el Jazzaldia. Chicuelo y Mezquida pusieron el punto y final a las veladas del Victoria Eugenia y Lucy Chops hizo lo propio en Alderdi Eder.
Se acabo el Jazzaldia igual que siempre, con mucho para contar, con mucho para discutir y para comparar. Con muchas escenas musicales bien grabadas en los oídos y con ganas, ya, de la 53 edición.
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