El Festival de Cine y Derechos Humanos que se desarrolla estos días en Donostia sigue en su afán por abrir los ojos del público a realidades lejanas, en ocasiones, pero también a otras cuyo zumbido resulta familiar para el espectador. Es lo que ha ocurrido este lunes con el documental francés ‘Les Insulaires’ de Maxime Faure y Adam W. Pugliese, que narra el desalojo de un barrio completo, de población inmigrante radicada allí hace 50 años, a causa de la especulación.
‘Les insulaires’ se desarrolla en la frontera de Francia con Suiza, en un paraje interesante desde el punto de vista natural en que las torres allí levantadas para alojar a los inmigrantes resultan chocantes e invitan a los especuladores a frotarse las manos.
Así 257 familias se ven obligadas a marcharse y a dejar atrás 50 años de vida que quedan reducidos a cajas dispuestas para el traslado.
La película se mete en el interior de los hogares (el equipo vivió 250 días con las familias afectadas) mientras las grúas, día a día, ganan terreno en unas imágenes que sobre todo al final estremecen. Los vecinos sienten una incertidumbre atroz conscientes de que no son dueños de su propio destino y de que (con la única excepción de una vecina mimetizada con el discurso oficial y la supuesta peligrosidad de las torres) terminarían sus días en ese barrio-pueblo si se lo permitiesen unas autoridades sin nombre.
«Aquí no siento miedo» dice una mujer mayor acostumbrada a vivir en las alturas de su torre, y a quien le ofrecen a cambio de su hogar una vivienda en una primera planta que otros vecinos, antes que ella, también han rechazado.
La periodista Begoña del Teso ha presentado a los autores del film, presentes en Donostia, que han coincidido con ella en que es un documental con cabida tanto en certámenes sociales como de arquitectura y han explicado que es la primera vez que lo presentan fuera de Francia.
Posteriormente han participado en un coloquio Aitziber Molinuevo, representante de Errekaleor Bizirik, y Jon Aguirre Such, arquitecto-urbanista y socio fundador de Paisaje Transversal.
La primera ha narrado la experiencia del barrio de Vitoria construido en los años 50 para la población inmigrante española, que pese a la precariedad inicial los vecinos fueron mejorando y haciendo suyo hasta que se pretendió, igual que en la película, realojar a los habitantes «a quienes nadie escuchó», ha apuntado Molinuevo.
Finalmente el barrio fue ocupado en una experiencia inédita y la burbuja inmobiliaria, como ha expresado la representante de Errekaleor Bizirik, frenó el plan urbanístico previsto.
Por su parte Aguirre Such ha abogado por la regeneración antes que «por arrasar barrios enteros con un paternalismo mal entendido». «Hay que escuchara a las comunidades», ha apuntado el arquitecto, reconociendo que ocurre lo contrario y son habituales «unas prácticas urbanísticas terribles».
Más información: El Festival de Cine y Derechos Humanos proyectará 40 películas (1-8 abril)
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