El 6 de enero más de 50 migrantes llegaron a Irun con ánimo de cruzar la frontera a Francia según advierte Irungo Harrera Sarea, que dice más en un comunicado: «con dos grados bajo cero cuatro personas tuvieron que dormir en la calle». La Red de Acogida de Irun ha advertido de nuevo de cuál es la situación en la muga y es de creciente desesperación. Y añade: «Sabemos que hay gente que se está aprovechando de la vulnerabilidad de estas personas».
En uncomunicado Irungo Harrera Sarea insiste en que el bloqueo en la frontera con Francia puede desencadenar en nuevas tragedias. «Las personas en tránsito que están llegando a Irun están viviendo una situación cada vez más precaria y peligrosa».
«La vigilancia racista de la policía en la frontera francesa es cada vez más férrea. Aunque estas personas intenten cruzar la frontera una y otra vez, a la mayoría la policía les trae de vuelta injustamente», informa la red de acogida, cifrando en más de 50 personas las que llegaron el 6 de enero al municipio.
Cabe recordar que los migrantes que cumplen los criterios que aplica Cruz Roja solo pueden dormir en los dispositivos preparados ello durante tres noches. Y según la red de acogida hay «muchas personas» que no tienen acceso ni siquiera para pasar un día. «El año pasado Harrera Sarea contabilizo 225 personas sin acceso a los dispositivos». En este contexto se entiende que el pasado 7 de enero la red se hiciera responsable de preparar un campamento con dos tiendas de campaña, esterillas y mantas.
Además la red ha detectado un fenómeno que también parece creciente: «Sabemos que hay gente que se está aprovechando de la vulnerabilidad y desesperación de estas personas y que previo pago les acercan a Endarlatsa y les animan a cruzar el río con el consiguiente peligro».
Esto desencadenaría situaciones como la vivida el pasado viernes, cuando «un chico que intentó cruzar la frontera por cuarta vez, al salir a la carrera para evitar su detención, se rompió el fémur y ha tenido que ser operado».
Una vez más Irungo Harrera Sarea pide a las instituciones unión y responsabilidad ante este fenómeno que puede cobrarse más vidas en el Bidasoa.
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