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Entrevista con Angélica Naranjo y Roseli Finscue, activistas colombianas invitadas por Mugarik Gabe

“Las mujeres somos las que apostamos por la reconciliación y la paz en Colombia”

Por Jon Pagola Angélica Naranjo y Roseli Finscue han sido invitadas por la ONG Mugarik Gabe a una serie de

Por Jon Pagola

Angélica Naranjo y Roseli Finscue han sido invitadas por la ONG Mugarik Gabe a una serie de talleres, encuentros y mesas redondas donde se pone el foco en el papel de la mujer en la construcción de la paz. Naranjo es coordinadora de la Corporación para la Vida Mujeres que Crean (MqC), mientras que Finscue pertenece al Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC). Dos visiones complementarias que se retroalimentan y nos ayudan a entender algunas de las claves tras el acuerdo de paz que se selló en Colombia hace ahora tres años.

¿Cuál es la situación actual de las mujeres en Colombia? ¿ha habido avances significativos estos últimos años o solo han sido gestos tímidos?

Angélica Naranjo: Las mujeres de Colombia están viviendo la realidad de las mujeres en el mundo. Hay que partir del hecho de que tenemos una estructura mental atravesada por el patriarcado y cómo ese patriarcado toma formas violentas. En todos los eslabones de poder y decisión las mujeres apenas ocupan puestos de responsabilidad. Los feminicidios se han recrudecido hasta el punto de que en Medellín ya son el 52% de todos los asesinatos a mujeres. Es decir, los hombres (compuestos por ex parejas, amantes…) matan a las mujeres solo por el hecho de ser mujeres.

¿De cuántos asesinatos por violencia machista estamos hablando?

Angélica Naranjo: Solo este año en Medellín ha habido 42 feminicidios. También se ha incrementado el número de asesinatos de las “Defensoras de la tierra” (activistas medioambientales que denuncian la explotación de los territorios donde viven) tras los acuerdos de paz de hace tres años.

Roseli Finscue: Ha habido un 140% más de asesinatos de Defensoras y Defensores en todo este tiempo.

¿A qué pensáis que se debe este recrudecimiento?

Angélica Naranjo: Hay una disputa criminal asociada a los territorios y en muchas ocasiones las mujeres tienen un liderazgo muy significativo. Representan un obstáculo para poder controlar esos territorios. Las mujeres han logrado un marcado protagonismo en muchas ocasiones, son figuras simbólicas, y se las quiere silenciar. También hay una inoperancia del Estado y existe una suerte de acción del Gobierno actual, que tiene una visión muy militarista. Los pueblos indígenas han sido los mayores afectados en este caso.

Roseli Finscue: Las mujeres han ganado visibilidad en la construcción de la paz y se las quiere neutralizar. El protagonismo no ha corrido a cargo de las grandes lideresas, sino de las activistas territoriales. Las mujeres se han puesto en riesgo y las instituciones no han hecho nada. Solo en Cauca hemos tenido este año 60 feminicidios. No hay un Gobierno que esté dispuesto a construir desde la diversidad y de la diferencia, desde otras apuestas políticas, lo que en los pueblos indígenas les llamamos el buen vivir. Para nosotras el territorio, la madre tierra, es mujer y tiene una serie de derechos.

¿Cómo se aúna la causa indígena con un discurso feminista?

Roseli Finscue: Si vamos a la epistemología nasa (pueblo indígena del Cauca) sería feminista. La cosmovisión nasa da una deidad a la mujer. Por eso decimos que la tierra es mujer, la luna es mujer, el agua es mujer, las estrellas también… Nuestra misión como mujeres consiste en despertar corazones, porque el cuerpo tiene muchos corazones, y tratar de conectar con el territorio. Esa conexión es defensa territorial y es defensa de la madre tierra, que tiene derechos y no se le reconocen desde una visión patriarcal más allá de la explotación. El movimiento feminista también busca el equilibrio ambiental y territorial, que no se someta a la tierra. Si hay armonía territorial hay armonía para las mujeres y, por supuesto, para toda la población.

¿El 8 de Marzo también ha supuesto un antes y un después en la causa feminista para Colombia?

Angélica Naranjo: Se vive de manera distinta. En Medellín hubo un incremento en la participación y también ahorita, el 25 de noviembre. En Antioquia, el movimiento social de mujeres está muy consolidado. Tiene mucha visibilidad y ha logrado una mayor fuerza organizativa desde el año pasado. En Bogotá también ocurre lo mismo. Surgen como una reacción, como aquí pudo haber pasado con el caso de la Manada. Se han incrementado los feminicidios y la gente quiere desahogarse y liberarse de tanta frustración. Esto se mezcla con una crítica muy fuerte al gobierno actual: no reconoce las diversidades étnicas, sexuales…

Roseli Finscue: …territoriales.

Angélica Naranjo: Está cegado. Hay una fuerza ciudadana que sale a las calles y se está liberando y desahogando.

¿Hay una salida factible frente a un Gobierno tan obtuso?

Angélica Naranjo: Hay muchísimas fuerzas creativas. Lo que pasa en Colombia es parecido a lo que está pasando en toda Latinoamérica. Existe un malestar creciente producto de las políticas neoliberales y lo que ocurre en Chile, por ejemplo, está muy asemejado al caso colombiano. Todavía estamos en paro nacional. El 27 de noviembre se levantaron de la mesa de negociaciones las distintas entidades que han organizado las protestas. Nosotras representamos a unas organizaciones que protestamos pero que también queremos aportar a la construcción de la memoria, a la verdad y a la justicia. Es un trabajo que llevamos haciendo desde hace décadas.

¿Colombia ha hecho las paces consigo misma? ¿Va en el buen camino?

Angélica Naranjo: Estamos trabajando por la reconciliación. No es una tarea sencilla. Es difícil. Hay franjas poblaciones que todavía están instaladas en el odio. A veces nos topamos con pinzamientos que creen que todo se resuelve por la vía de las armas. Las mujeres somos las que estamos apostando por esa reconciliación y la paz en Colombia. Recordemos a esa muchacha que murió en esta calle o a ese emblemático personaje que murió por los odios cruzados. El movimiento social de mujeres es una fuerza esperanzadora. Recién vale nombrar lo que pasó en Medellín: por primera vez un colectivo de mujeres llamado Estamos listas ha conseguido un escaño.

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