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Tribunales

Las lesiones de la víctima Beasain no dejan «dudas» de que fue violada según el forense

El médico ha declarado en la quinta sesión del juicio que se sigue en la Audiencia de Gipuzkoa contra el presunto violador en serie de Gipuzkoa

(EFE). El médico forense que atendió a la víctima de la violación de Beasain ha asegurado este viernes que las lesiones que detectó en la chica no le dejaron «ninguna duda» de que sufrió una agresión sexual «violenta», que le ocasionó un «desgarro» sangrante en los genitales, entre otras heridas.

Este hombre, que ha declarado en la quinta sesión del juicio que se sigue en la Audiencia de Gipuzkoa contra el presunto violador en serie de Gipuzkoa por el caso que permitió su arresto, ha detallado las lesiones sufridas por esta joven de 21 años la madrugada del 13 de julio de 2019 en su domicilio de la citada localidad.

Los hechos ocurrieron pasadas las 2.00 horas, cuando la chica se disponía a salir de su vivienda para ir a trabajar y fue abordada en el rellano de la escalera por un hombre vestido de negro que la introdujo en el interior del piso, la anestesió con cloroformo y la violó.

Si en anteriores sesiones del juicio varios testigos describieron a una chica «rota» tras la agresión y un ertzaina llegó a decir que en diez años de servicio nunca había visto «una cosa igual», el forense que la atendió unas horas más tarde ha concretado hoy las lesiones que presentaba en los pómulos, frente, axilas, en un hombro y en el pecho, además de en la cara, que tenía «muy inflamada» y con un «edema bilateral» que hacía que poco a poco se le fuera cerrando un ojo.

No obstante, la herida de mayor relevancia era el «desgarro» sangrante que presentaba en el himen y en la vagina, donde sufría un fuerte dolor, resultado de una «penetración violenta» y «muy brusca», según ha descrito este facultativo, quien también ha desvelado que en su examen detectó la existencia de semen del acusado en la zona anal, así como en distintas prendas de la chica.

Igualmente ha precisado que la joven tenía una fuerte «inflamación» en el puente nasal y que localizó bajo sus uñas restos biológicos pertenecientes al acusado, tras lo que ha recordado que en este tipo de situaciones suele ser habitual que la víctima «en defensa propia» intente arañar a su agresor.

El forense ha comentado también que la chica vomitó varias veces en su consulta, algo que resulta «compatible» con haber inhalado algún «tóxico volátil», como el cloroformo, por lo que también decidió tomar varias muestras de este tipo, ya que la chica le costaba «hablar», tenía los ojos «semicerrados» y presentaba aún cierto «adormecimiento».

Ha aclarado que en aquel momento la joven aún no tenía plena «consciencia» de todo lo que le había pasado, por lo que decidió hacer un examen y un acopio de muestras «generalizados».

Este experto ha precisado que, en su opinión, la mujer no pudo oponer «mucha resistencia» a su agresor y ha mantenido que médicamente las lesiones que sufrió resultaron «leves en lo físico», si bien otros dos peritos psicólogos que han declarado en la misma sesión han explicado que las afecciones fueron de mayor entidad en el ámbito emocional, ya que varios meses después de la violación el trastorno por estrés postraumático que le ocasionó aún era de una «gravedad importante».

Estos forenses han desvelado también que la víctima, de profundas convicciones religiosas y que siempre había llevado una vida «sencilla», protegida «dentro de su círculo familiar», no se adhirió plenamente al tratamiento psicológico que ella misma interrumpió meses más tarde porque no le fue posible «vencer» sus propias resistencias morales.

En otro momento del juicio ha declarado, a propuesta de la defensa, un psiquiatra que ha sostenido que cuando estos ocurrieron el procesado tenía «muy limitada» su voluntad, ya que era «consciente» de lo que hacía» pero con cierta «incapacidad» de asumir las «consecuencias» y con una «subestimación» de los daños que su conducta ocasionaba.

Este médico ha relacionado esta conducta con el «trastorno de la personalidad mixto obsesivo-compulsivo» y la «adicción al sexo» que, según ha comentado, padece el hombre y que, junto a un episodio depresivo que sufrió por aquella época, derivó en «insomnio» y en el «consumo de alcohol, tóxicos» y «diazepam».

Está previsto que el juicio continúe el próximo lunes con la práctica de nuevas pruebas periciales, y que finalice el martes, con las conclusiones definitivas de las partes y sus informes ante el tribunal.


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