El histórico edificio del Museo San Telmo tendrá una iluminación nocturna que realzará el valor de su arquitectura, al mismo tiempo que aportará luz a la plaza Zuloaga. Cada día las luces se encenderán al anochecer, pero el estreno será pasado mañana jueves, 17 de enero, hacia las 18.00 horas.
La nueva iluminación, explican desde Donostia Kultura, integrará las tres fachadas: la de los edificios antiguo y nuevo, en la Plaza Zuloaga, y la de la calle Santa Corda. Se han usado además “luminarias lineales tipo LED regulables”, que reducen “al máximo” el consumo de energía. También se ha querido evitar la contaminación lumínica de la bóveda celeste, “aplicando las recomendaciones y directrices vigentes”.
El proyecto ha estado dirigido por Pablo Barone, arquitecto de reconocido prestigio especializado en iluminación de patrimonio artístico, y ejectutado por Loyola Norte, empresa adjudicataria. La propuesta permite jugar con la luz de un modo discreto y equilibrado, realzando la arquitectura y evitando excesos luminosos “que podrían anular el valor artístico y formal del edificio”, explica la institución.
Se circunscribe esta noticia en un plan de conservación preventiva de las fachadas del museo, que busca minimizar las fuentes de deterioro. De hecho, la dificultad principal de un proyecto de iluminación de un edificio histórico radica en que hay que combinar el respeto máximo hacia el patrimonio con la necesaria intrusión de unos equipamientos que pueden alterarlo estética y físicamente.
Para reducir este problema en la Fachada Zuloaga, el plan contempla unos soportes específicamente diseñados y fabricados para San Telmo.
Una iluminación por fachada
En el proyecto se han planteado soluciones diferentes según cada fachada. En la contemporánea se mantiene la nueva iluminación, del 2011; en la fachada de la plaza Zuloaga, se ejecuta una iluminación incorporada al propio edificio, que lo ilumina de abajo arriba; y en la fachada renacentista de la calle Santa Corda, se ha optado por una iluminación por proyección, maximizando el respeto al patrimonio del siglo XVI.
En los tres casos, “la característica estética más reseñable es que se trata de una iluminación ordenada y uniforme”, sostiene Donostia Kultura en su comunicado.
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