(EFE). Amable Arias formó parte del mítico grupo Gaur junto a artistas como Eduardo Chillida y Jorge Oteiza. Fue un creador sin formación académica que llevó a su obra muchos de sus momentos vitales, como los que capturó en el Teatro Principal de San Sebastián cuando ayudaba a su madre en el trabajo de la guardarropía.
Lina Morgán, la actriz Queta Claver y la cantante Marisol Reyes son algunas de los protagonistas de los dibujos y acuarelas que realizó en el teatro de la Parte Vieja donostiarra de 1954 a 1959 y que ahora Maru Rizo, la que fue su compañera en los catorce últimos años de su vida, ha donado al Museo San Telmo, de propiedad municipal.
Son en total 61 acuarelas y 43 dibujos a lápiz y tinta las que conforman la serie Teatro Principal, a los que acompaña una colección de fotografías dedicadas al autor por la gente del espectáculo que conoció en esa época. El público podrá contemplarlos en una exposición que San Telmo inaugurará en 2023 en el marco de la feria de artes escénicas Dferia.
La organización de la muestra no es consecuencia de la donación, sino a la inversa, pues la idea le vino a Maru Rizo durante una conversación con la directora del museo, Susana Soto, sobre la futura exposición. Al pensar en que Arias era un hombre «muy de izquierdas» y habría querido que la serie pasara de manos privadas a una institución que es de todos los donostiarras.
La presentación de las obras ha tenido lugar este jueves en el estudio de Arias, que su compañera sigue conservando 38 años después de la muerte de la muerte del artista, nacido en la localidad leonesa de Bembibre del Bierzo en 1927.
Rizo ha recordado que Arias tuvo una existencia «durísima». A los 9 años sufrió un accidente en su pueblo cuando un tren en una vía muerta lo empujó contra una pared y le causó roturas en la zona de la pelvis que le llevaron al quirófano en catorce ocasiones y le obligaron a andar con muletas el resto de su vida.
Llegó a San Sebastián cuando tenía 14 años porque a su padre lo trasladaron en el trabajo, pero su madre y él fueron víctimas de malos tratos, tan importantes que, algo «inaudito» en aquel tiempo, un juez dictaminó el alejamiento del progenitor, que marchó a Barcelona mientras su esposa e hijo continuaron viviendo en la capital guipuzcoana.
Su compañera ha hecho este somero repaso a la vida del creador porque cree necesario conocerla para contextualizar y explicar su obra.
«Se puede seguir su biografía a través de su trabajo artístico. Dejó en su obra sus momentos vitales», ha destacado Rizo de un hombre que además de la pintura cultivó el ensayo y la poesía, aunque no contaba con formación académica e intelectual, salvo la que recibió en sus comienzos de Ascensio Martiarena, quien le inició en la acuarela.
Para Arias, su acceso a lo que ocurría tras el telón del Principal fue todo un descubrimiento. Se sintió «anonadado» ante lo que no conocía, al tener «a su disposición un mundo de personajes que no se encontraba nada más que ahí», a esas vedetes que se apelotonaban junto a él antes de salir al escenario.
En la presentación de este jueves han participado también Susana Soto y el alcalde de San Sebastián, Eneko Goia, quien ha mostrado su «profundo agradecimiento» por esta donación. Una actitud bien distinta a la del regidor donostiarra que en 1963, con motivo de la exposición de Amable Arias «Espacios vacíos» en los bajos del Ayuntamiento, anunció que ni este artista, «o cualquier otro pintor» que hiciese «esas cosas», volvería a mostrar su obra en ese espacio.
Se llegó a quemar «la zona del sexo» de un cuadro con un desnudo que Rizo aún conserva. Junto a Arias para apoyarle estaban entonces José Antonio Sistiaga y José Luis Zumeta, otros de los creadores que tres años después constituyeron ese grupo revulsivo del arte vasco que fue Gaur, integrado además por Néstor Basterretxea, Remigio Mendiburu y Rafael Ruiz Balerdi.
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