Medio centenar de trabajadores de distintos servicios presentes en Tabakalera se ha concentrado hoy en la puerta principal con dos motivos: mostrar su solidaridad con los once empleados de la biblioteca Ubik que continúan en huelga 54 días después y denunciar «la precariedad» latente también en otros puntos de este emblema de la cultura donostiarra donde se suceden las negociaciones laborales. En palabras de Maddi Aspiazu, de ELA, «Tabakalera es una olla a presión» a causa, en parte, de las subcontratas «presentes incluso en servicios como el punto de información». Tanto trabajadores como el sindicato piden a la dirección del centro cultural que se involucre en las negociaciones.
«Por un lado los trabajadores directos de las oficinas reivindican mejoras laborales y por otro la gente subcontratada está en contacto con los sindicatos por lo mismo», expresó Xumar Altzugarai, de Ubik, en huelga desde hace 54 días. Hoy precisamente ha habido una reunión con la empresa encargada de este servicio, Sedena, pero «a priori» no ha convencido su contraoferta.
El conflicto laboral de los once empleados de Ubik se ha trasladado al interior de este servicio, como reconoció Altzugarai. «Hay otros trabajadores de la biblioteca que han visto afectado su trabajo por nuestra convocatoria de huelga y por ello han decidido no participar en esta protesta. El ambiente está enrarecido desde el primer día en que hubo momentos de tensión porque trajeron a otras personas a hacer nuestro trabajo».
Otro trabajador, Manex Izagirre, también estaba presente en la protesta. En su caso principalmente para mostrar su apoyo. «Yo estoy en Hiriklabs y creo que las instituciones y Tabakalera tienen su responsabilidad en este tema. Es una empresa pública y debería ser ejemplar en lo que se refiere a la transparencia y la situación de empleados. Nosotros en este momento estamos negociando nuestro convenio con la dirección».
En opinión de Izagirre la interlocución con Tabakalera es «fría». «La dirección está interesada más interesada en otros asuntos como la marca Tabakalera», añadió.
«Mucha negociación abierta»
«La gente, contenta, no está. Hay muchas subcontratas: punto de información, exposiciones, limpieza, seguridad… y esto provoca que haya mucha movilidad», explicó Maddi Aspiazu, de ELA, quien destacó que de los 18 primeros mediadores quedan cuatro «y no porque no les gustara el trabajo, sino por las condiciones que tenían».
«Echamos en falta a Tabakalera en las negociaciones. No basta con abrir un edificio enorme, subcontratar todo y no preocuparse del funcionamiento», expresó la representante de ELA.
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